Placer del chocolate

Hoy viernes me reafirmo en que el chocolate cuenta como placer 😉

No se me ocurre mejor representación que la poesía de Gioconda Belli, con su evocación sensual de las llamadas cosas simples. Y desde ahí, trascendamos…

 

PLACER DEL CHOCOLATE

Un cuadrado oscuro de chocolate
tiene para los dientes
el mismo efecto sensual
que el lodo en los pies traviesos de la niñez.
En la lengua, la densa materia oscura
suelta salivas en rojos cauces.
El chocolate se disuelve en dulce espeso fango
cuando lentamente se acarician los bordes
hasta que la tableta en la cavidad cálida
suelta aromas, recuerdos y flores
en las distendidas papilas.
Ríos de chocolate
atraviesan encías e resquicios dentales
y el placer – que uno sabe fugaz –
da sus vueltas atrapado en la boca.
Devoro chocolate ahora que no te tengo
para, lí­citamente y sin culpas,
abandonarme al erotismo.
Comiendo chocolate pienso en tu piel a mordiscos
pienso en tus piernas
tus pies
pienso en los manjares suculentos
de la vida.

 

Gioconda Belli, Mi íntima multitud, 2002

Sobre las ventajas de soñar// Gioconda Belli

Para dar la bienvenida al nuevo año, os dejo un inspirador poema de G. Belli.

¡Feliz 2019!

***

SOBRE LAS VENTAJAS DE SOÑAR

Soñar no cuesta nada.
Contrario a cuanto ejercicio hoy se nos recomienda,
no requiere de zapatos, ni ropa adecuada.
No nos pide sudar o quemar calorías.
Ni calcular el posible daño o provecho
para nuestra salud.
No es tampoco un hábito
cuya repetición pueda conducirnos a cáncer de pulmón
o de cualquier otra parte del cuerpo.

Soñar no daña la ecología,
ni atenta contra la capa de ozono.
No aumenta el colesterol,
ni fomenta la crueldad contra los animales.
Soñar no afecta los reflejos,
ni causa daños congénitos.
No es dañino para las mujeres embarazadas,
ni inhibe la lactancia materna.
Soñar es un deporte barato.
No requiere de equipo sofisticado,
ni de constante y agotado entrenamiento.

No se puede decir, sin embargo,
que no cause riesgos al corazón.
Sin embargo, hasta el momento,
no se ha encontrado base científica para
contraindicar los sueños,
aunque los argumentos a favor de su extinción
se fabrican a diario.

Yo sostengo que soñar continúa siendo una práctica
subversiva,
con una deliciosa, pero lícita, peligrosidad;
un hábito difícil de erradicar,
cuya ternura y perseverancia
sigue teniendo la innata capacidad de conmover
y abrir ranuras, por pequeñas que sean,
en corazas bien armadas y aparentemente impenetrables.

Si quiere practicar una actividad de bajo costo,
bajo riesgo, y sin ninguna susceptibilidad a las altas y bajas
del mercado,
le aconsejo soñar,
y no permitir que nadie lo convenza
de que no sigue usted siendo dueño, al menos,
del inmenso poder de su imaginación.

Sobre las ventajas de soñar

Para dar la bienvenida al nuevo año, os dejo un inspirador poema de G. Belli.

¡Feliz 2019!

***

SOBRE LAS VENTAJAS DE SOÑAR

Soñar no cuesta nada.
Contrario a cuanto ejercicio hoy se nos recomienda,
no requiere de zapatos, ni ropa adecuada.
No nos pide sudar o quemar calorías.
Ni calcular el posible daño o provecho
para nuestra salud.
No es tampoco un hábito
cuya repetición pueda conducirnos a cáncer de pulmón
o de cualquier otra parte del cuerpo.

Soñar no daña la ecología,
ni atenta contra la capa de ozono.
No aumenta el colesterol,
ni fomenta la crueldad contra los animales.
Soñar no afecta los reflejos,
ni causa daños congénitos.
No es dañino para las mujeres embarazadas,
ni inhibe la lactancia materna.
Soñar es un deporte barato.
No requiere de equipo sofisticado,
ni de constante y agotado entrenamiento.

No se puede decir, sin embargo,
que no cause riesgos al corazón.
Sin embargo, hasta el momento,
no se ha encontrado base científica para
contraindicar los sueños,
aunque los argumentos a favor de su extinción
se fabrican a diario.

Yo sostengo que soñar continúa siendo una práctica
subversiva,
con una deliciosa, pero lícita, peligrosidad;
un hábito difícil de erradicar,
cuya ternura y perseverancia
sigue teniendo la innata capacidad de conmover
y abrir ranuras, por pequeñas que sean,
en corazas bien armadas y aparentemente impenetrables.

Si quiere practicar una actividad de bajo costo,
bajo riesgo, y sin ninguna susceptibilidad a las altas y bajas
del mercado,
le aconsejo soñar,
y no permitir que nadie lo convenza
de que no sigue usted siendo dueño, al menos,
del inmenso poder de su imaginación.

Writer’s block, por Gioconda Belli

Las palabras me evaden.
Corren. Huyen de mí.
Sentada frente al ordenador,
Impotente, miro la pantalla como si alguien compasivo
habitara dentro y pudiese ayudarme.
Por días he navegado ríos de imágenes e ideas sugerentes
Pienso: Ya la tengo. Ahora sí podré escribir la obra que he esperado de mí.
Pero los dedos vacilan ante las teclas
y la melodía no surge. Agonizo embrocada sobre la tarde.
Hundo mi cabeza en libros sin poder leerlos.
Como bandadas de palomas asustadas se alzan las palabras cuando me acerco.
Sólo sus alas oigo. Sólo percibo la belleza que las habita.
Una que otra regresa. Se posa a mis pies. Come alpiste de mi mano.
Las demás me miran amenazantes desde los aleros
o se convierten en hormigas.
Hormigas negras sobre el escritorio,
Corriendo,
Huyendo de mí.

Mi íntima multitud, 2003