Drogarse con Netflix

Aviso: me voy a poner un poco renegona…

La publicidad televisiva me indigna y cabrea con mucha frecuencia.  Y más me irrita cuanto más buenrollante pretende ser. Antes, la publi te vendía las cosas de forma clara y directa… «Señora, compre Dixán…». Ahora se supone que por respeto al espectador (al que no le gusta nada que le digan qué comprar), se ha hecho más sutil… Ahora te cuenta un cuento y después se burla de ti… Así, por ejemplo, recrea la imagen del mediocre cuarentón atrapado por la rutina y la vida familiar mientras te vende seguros del hogar; o del joven que ya ha caído en las garras del consumo de datos móviles y es un futuro pringao que comprará seguros del hogar… Todo podría resumirse siempre en el mismo mensaje: «Eres muy tont@, compra».

Puede que yo sea una cascarrabias paranoica, pero empiezo a estar harta del storytelling. Estos publicistas se aprenden la lección… A ver, Libro rojo de la publi, artículo 1.:  «Hay que vender a través de la emoción». Y venga y venga y venga… Pizza Tarradellas para conectar con tu hija adolescente; BMV para estar unido a tu hijito;… ¿En serio?, ¿somos tan fáciles? Comer embutidos El pozo es ser buen español (supongo que como que te gusten los toros, según Esperanza Aguirre). Lo que sienta ese pobre cerdo español que se va a convertir en chopped barato no es cosa nuestra; Vivir mediterraneamente es protagonizar una fiesta juvenil en decorados color cerveza con música indie y chapuzón en una cala de cartón-piedra. ¿Todos los años? Sí, suena a auténtico!!!! Por favor, añade links a Spotify y AirB&B para redondearlo todo… A mí me da ganas de beber zarzaparrilla.

Ahórrame el cuento… mejor dime lo que vendes y no me hagas perder el tiempo y, sobre todo, no me digas quién soy o qué debo hacer.

Desde luego, algunos anuncios son más perversos que otros… porque ponen el dedo en la llaga. Entre los más diabólicos, yo situaría a los «maquinados» por  las compañías de móviles e Internet.

Tengo muy presente uno de hace un par de años, el colmo de la perversión. Esa chica que viaja en un autobús y tiene unas horas por delante para pensar en sus cosas, por fin, desconectada del móvil… Entonces, a los cinco segundos, ya cansada, se dice: «Pues ya he reflexionado. Voy a ver Narcos…» Claro, porque, gracias a Vodafone, puedes estar tooodo el tiempo viendo series. 24/7. No hace falta que pienses en tus cosas, mejor compra datos y consume, conviértete en adict@, pide más.  Y me digo yo que sin duda es muy cachondo que esta gente nos venda el anuncio con la serie de Narcos… ¿Casualidad o malvada ironía? Narcotízate, que queda bien si lo haces con Netflix o HBO… De acuerdo, droguémonos… pero estaría bien hacerlo con conciencia… aunque eso implique reflexionar sobre lo qué hacemos y por qué. Coincido en que es un  esfuerzo…. y mientras… es tan tentador perderse… consumo, consumo, compulsión y atracón… Esto es el horror vacui mental: atibórrate de algo cada segundo libre. Ya pensarás mañana, mujer.

No creo que la solución sea dejar Narcos por Redes o cambiar HBO por las obras completas de Platón… uno se puede alienar también leyendo las cosas más elevadas. El mundo está lleno de torres de marfil.  Al final es lo mismo: llenamos nuestra cabeza de conocimiento, de cháchara o de entretenimiento y eso nos lleva al mismo punto, el de separarnos y no estar jamás quietos, en silencio, en contacto con nosotros.

Es cada vez más difícil encontrar esas pausas. ¡Hay tanta oferta y tan poco tiempo! La vida se ha convertido en una tarifa plana. ¡¡¡Qué guay, mensajes ilimitados!!! Detenerse crea ansiedad y el silencio da miedo. Si lo intentamos, al principio costará… porque, seguramente, al estar mirando por la ventanilla, esa chica (y nosotros) empezará a escuchar su cabeza llena de pensamientos banales y, francamente, no mejores que Narcos, que al menos es una superproducción. Pensamientos tontos que se disputarán su atención, uno tras otro, repetitivos, neuróticos, sin orden, superfluos y la mayoría inútiles… pero tal vez, si esa chica persiste y pone conciencia, observa y deja espacio; si sigue mirando, si se permite parar, quizá pueda llegar a algún momento de conexión con ella misma… Y encima (y de momento)… gratis.