Aprender de Leonardo da Vinci para ser más creativos

Seguramente en nuestra mente Leonardo da Vinci (1452-1519) se perfila como uno de los genios más grandes de la historia. Representa uno de los ideales de lo que se ha llamado el hombre total del Renacimiento: polifacético, multiversado, un auténtico polímata. Leonardo desarrolló sus facetas de científico, inventor, constructor, ingeniero militar, pintor, escultor y arquitecto, demostrando una destreza excepcional en cada cosa que emprendía. Además de artista fue un pionero en los campos de la anatomía, botánica, geología y la física. Este gran hombre, lleno de pasión y energía, prolífico hasta lo infinito, creativo y atrevido como pocos, sigue siendo una figura llena de atractivo, misterio y poder de fascinación.

Pues bien, en 1998 Michael J. Gelb escribió un libro que tuvo un éxito inmediato: Cómo pensar como Leonardo da Vinci (1998). En este libro el autor desgrana las bases sobre las que se sustenta el método creativo de Leonardo da Vinci. En sus diarios el genio de Florencia dejó un registro de su filosofía, su forma de trabajar y su método.

Siempre es interesante asomarse a la mente y corazón de personajes históricos excepcionales que nos inspiran, pero no se tata de fomentar una curiosidad pasiva y menos en este caso. Lo cierto es que podemos aplicar las ideas de Leonardo para impulsar y refrescar nuestra propia creatividad. El libro de Gelb está lleno de ideas y sugerencias para poner en práctica el modelo de Leonardo.

Los siete principios de Leonardo

1. Curiosità

Abordar la vida con insaciable curiosidad y un deseo incansable de seguir aprendiendo.

Ninguno de los logros de Leonardo sería posible sin esta cualidad motriz. La curiosidad y el deseo de saber y aprender como una constante a lo largo de la vida. Desde niño a Leonardo le fascinaban la naturaleza, las matemáticas, el dibujo… Y de adulto continuó mostrando un amplio interés por todos los aspectos de la vida sin limitarse a una sola categoría o ajustarse a los confines de unos estudios formales.

Nosotros también debemos abrir nuestra mente más allá de nuestro campo de especialización. Podemos elegir mantener una curiosidad vibrante que nos ayude a hacernos preguntas inéditas, a seguir fascinándonos por lo que pasa a nuestros alrededor y a querer saber siempre un poco más.

El arte y la escritura nacen muchas veces de un deseo de averiguar más, de entender algún aspecto en profundidad (ya sea la naturaleza humana o una época). Y todo empieza con un espíritu vivo y curioso.

Llevar un diario, apuntarse a clases novedosas, aprender algo cada día, leer libros alejados de nuestra formación y nuestros géneros favoritos. Relacionarnos con personas de diferentes orígenes y culturas. Hacernos preguntas continuamente. Éstas son algunas de las cosas que podemos hacer para impulsar nuestra creatividad.

Estudio de pájaros voladores. Leonardo

2. Dimostrazione

Comprometerse a poner a prueba el conocimiento a través de la experiencia, la persistencia y la voluntad de aprender de los errores.

La mejor manera de aprender es a través de la propia experiencia y la puesta en práctica de los conocimientos que adquirimos. No nos hemos de limitar a absorber teoría sin experimentar porque entonces no se produce el aprendizaje, sino la acumulación de información. Parece una obviedad, pero la pasamos por alto muchas veces.

Leonardo encontró un gran campo de experimentación en el estudio del maestro pintor y escultor Andrea del Verrocchio, del cual fue aprendiz. Allí entró en contacto directo con los materiales, tanto de pintura como de escultura. Pero este es solo un ejemplo de su periodo formativo que se convirtió en un modo de proceder. Cada cosa que quería entender la probaba. Para estudiar geología iba a las colinas de Lombardía, para aprender anatomía diseccionó cuerpos humanos y animales. Su método era 100% empírico.

Leonardo no se limitaba a la enseñanza contenida en los libros, sino que desafiaba la tradición poniendo a prueba las cosas. Esto le valió una gran independencia y es una de las bases de su genialidad y visión únicas.

En escritura esto pasa mucho. Nos hacemos dependientes de libros y de ideas ajenas y acabamos con una mentalidad informada pero chata. Podemos leer muchos libros de teoría, seguir talleres o cursos pero no hay ningún aprendizaje comparable a nuestra propia práctica y reflexión. Con los errores, los desafíos, los tropiezos y también con los aciertos aprendemos y encontramos nuestro camino. Así evitaremos que los prejuicios se instalen en nosotros sin ser cuestionados.

Para practicar esto podemos hacer una lista de nuestras creencias y desafiar su verdad, una a una (¿es esto cierto?). También podemos comprometernos a aprender de nuestros errores como una maravillosa fuente de información y feedback.

3. Sensazione

Un continuo refinamiento de los sentidos, especialmente de la vista, como un medio de hacer vívida la experiencia.

Los sentidos son sin duda la puerta de entrada a la experiencia. Para Leonardo era de especial importancia el sentido de la vista y uno de sus lemas era: Sapere vedere (saber ver).

Muy a menudo, salvo que tengamos alguna condición que nos limite, damos por hecho que percibimos con normalidad. Creemos que vemos, escuchamos, oímos, saboreamos y tocamos pero, con mucha probabilidad, nuestros sentidos no están afinados y es que hay un rango muy grande de desarrollo y debemos tener el propósito específico de explorar y ampliar nuestro repertorio sensorial.

Michael J Gelb nos recuerda que en su Códice sobre el vuelo de los pájaros, Leonardo registró con minuciosidad los movimientos de las plumas y la alas durante el vuelo con un detalle que no ha sido apreciado en su totalidad hasta la aparición de imágenes en Slow Motion. ¡Pero esto Leonardo ya lo veía!

Desde luego, escribir es una manera de ver el mundo y, cuando decimos esto, no es una frase hecha porque es con la percepción y la mirada donde empieza todo. Con la capacidad de ver detalles, matices, texturas. Pero no solo ver objetos, también ver a las personas, sus reacciones, sus palabras (aquí escuchamos también). Creo que se puede ver con todo el cuerpo. Este trabajo de sensibilización se amplía a cada uno de los sentidos. Leonardo también fue un músico brillante y sus biógrafos dicen que vestía tejidos siempre agradables, se rodeaba de perfumes y flores y estaba interesado en la gastronomía.

Podemos empezar a entrenar nuestros sentidos haciendo prácticas de observación descripción (¿tenemos palabras para todo lo que percibimos?). También tenemos a nuestra disposición otros recursos, tan variados como estimulantes: ejercicios para descansar nuestros ojos, meditaciones escuchando música (o escuchando el silencio), catas a ciegas, un curso de aromaterapia, describir objetos solo con la ayuda del tacto, etc.

Admito que para mí también tiene mucho peso la visión y considero que practicar y mejorar la visualización (esto es, la que vemos en nuestra mente) nos puede ayudar mucho como escritores. Pero esto mejor lo dejo para otro artículo.

4. Sfumato

Abrazar la ambigüedad, la paradoja y la incertidumbre.

Lo que se pretende expresar con esta palabra es la voluntad o disposición de abrir la mente y afrontar lo desconocido, siendo este uno de los métodos más poderosos para potenciar la creatividad.

La pintura de Leonardo siempre ha tenido una característica misteriosa y esa cualidad como difuminada hecha a base de capas de pintura. También empleó mucho la oposición, la tensión y el contraste en sus composiciones.

Uno de los ejemplos más notables de este misterio es la enigmática sonrisa de la Mona Lisa, en palabras de Gelb: una sonrisa en la cúspide del bien y el mal, la compasión y la crueldad, la seducción y la inocencia lo fugaz y lo eterno.

Freud vio en ella una mezcla de «la reserva y la seducción, la devota ternura y la sensualidad que, despiadada y desafiante, devora al hombre como si fuera un extraño».

Como artistas o personas creativas nos beneficiaríamos mucho de tolerar la incertidumbre, la ambigüedad y lo desconocido. En lo conocido solo hay repetición y no hay lugar para el descubrimiento. Aceptar la paradoja es fundamental y saludable porque, en materia de creación, lo que hoy es verdad mañana puede no serlo y si buscamos certezas incuestionables nos bloqueamos y frustramos. ¡La vida es mucho más amplia que nuestras certezas!

Podemos entrenarnos en observar las contradicciones de las situaciones que presenciamos y de las personas que nos rodean. De hecho, en creación de personajes, encontrar el contraste nos ayuda a hacerlos mucho más ricos y con matices. Además de esto, aprender a confiar en nuestra intuición también es una gran habilidad a desarrollar cuando la información nos abruma. Puede constituir nuestra guía infalible.

5. Arte/Scienza

Equilibrar la ciencia y el arte, la lógica y la imaginación—pensar con todo el cerebro.

Aquí abordamos la familiar discusión sobre el lado izquierdo y derecho del cerebro. El lado izquierdo es el lógico, lineal, secuencial y el que domina en el lenguaje. Normalmente es el que tenemos más desarrollado en nuestra sociedad. El lado derecho trabaja con imágenes, asociaciones y no se expresa de manera verbal ni lineal. Privarnos de uno de ellos nos limita en nuestra creatividad.

En las primeras fases de creación es más aconsejable centrarse en el lado derecho: sin censura nos abrimos a imágenes, asociaciones e intuiciones. Posteriormente aplicar nuestra mente lógica y analítica garantiza el resultado perfecto.

Esta dicotomía entre lado derecho e izquierdo se refleja también en la división artificial entre el arte y la ciencia. Leonardo nos demuestra que no solo son disciplinas compatibles, sino además complementarias. Sin duda es un ejemplo del pensador de cerebro completo. No sabríamos decir si Leonardo era un artista que estudiaba ciencia o un científico que estudiaba arte. Lo era todo. Y es que, según afirmaba Leonardo en su Tratado de pintura, aquellos que se enamoran del arte sin previamente aplicar el estudio diligente del aspecto científica del propio arte se comparan a los marineros que se lanzan al mar en un barco sin brújula ni timón y que por tanto no han de llegar a buen puerto.

Una técnica muy útil para empezar a emplear los dos lados del cerebro para escribir es el uso de los mapas mentales. Con ellos jugamos con las asociaciones que las palabras despiertan y las imágenes arbitrarias que vienen a nosotros. Después descubrimos que hay un patrón de significado y algo emerge que nos empuja a escribir con un enfoque más abierto y novedoso (y menos lógico, ya que lo lógico se basa en el conocimiento previo y, por tanto, nunca puede sorprender).

6. Corporalità

Cultivar la gracia, la forma física, la ambidestreza y el equilibrio.

Mucha gente vincula el desarrollo intelectual con el descuido o desdén por el cuerpo y viceversa. De nuevo vemos la dicotomía social entre el enclenque ratón de biblioteca o el descerebrado mazas de gimnasio. Pero lo cierto es que Leonardo le daba mucha importancia a la forma física y al cultivo de un cuerpo saludable.

Leonardo tenía fama de grácil y era un gran atleta, así como un buen jinete y dicen que su fuerza era legendaria. Algunos estudiosos de su obra consideran que, de hecho, su pasión por la anatomía era un reflejo de su extraordinario físico.

Leonardo se interesó por el mundo externo y el interno; por el cosmos y por el hombre.

En realidad esto es muy interesante. Parece haber un tópico sobre los escritores y los artistas que proyecta una imagen de hábitos poco saludables, comportamientos autodestructivos, adicciones diversas, relaciones tóxicas, etc. Lo cierto es que para producir al más alto nivel hemos de cuidar nuestro cuerpo y nuestra salud. Además, el ejercicio favorece las conexiones neuronales, mejora el estado de ánimo y nos refresca y tonifica. Una dieta alimentaria equilibrada también está vinculada a un mejor desempeño mental. Adquirir mayor conciencia corporal o postural también puede brindarnos beneficios insospechados que, a priori, puede que no relacionemos con la creatividad.

Por último, y no podía ser menos en una personalidad tan integral como la suya, Leonardo estaba convencido de que adquirir la habilidad de ser ambidiestros (por tanto, estimular ambos lados del cerebro) era fundamental para el desarrollo de nuestras capacidades.

7. Connessione

El reconocimiento y la apreciación de la interconexión de todas las cosas— pensamiento sistémico.

Para el maestro florentino el mundo mostraba siempre patrones y conexiones. Por ejemplo: del mismo modo que una piedra en la superficie del agua causa círculos que se van haciendo más y más grandes hasta que se disipan, de la misma manera el aire despliega un movimiento de ondas circulares. De ese modo, nadar en el agua le enseñaba también cómo los pájaros vuelan en el aire.

Otra aspecto destacado de su manera de crear era su incansable creatividad y su práctica de combinar y conectar elementos dispares para formar nuevos patrones. La conexión y combinación empezaban en el estudio de la naturaleza pero se aplicaba también a su estudio de la anatomía humana y animal. El cuerpo humano era estudiado como un sistema completo, un patrón coordinado de relaciones interdependientes.

En este punto estamos ante una de las piedras angulares de la creatividad, que muchas veces se define precisamente como la capacidad de encontrar nuevas combinaciones o de crear algo nuevo a partir de la superposición, yuxtaposición, combinación, sustracción, adición, etc. de elementos previos. Además, la búsqueda de patrones también ayuda a crear obras con un significado más profundo puesto que apelan a mecanismos subyacentes y potentes que todos compartimos (y a veces desconocemos).

Si nos lanzamos a la divertida actividad de jugar a combinar, lo aconsejable es que nos forcemos a ir un poco más allá de las primeras ideas o de la lógica más evidente. Precisamente la capacidad de conectar avanza a través de lo más obvio hasta las revelaciones insólitas. Si nos damos cuenta también es eso lo que se busca cuando se hace una lluvia de ideas, por tanto es esencial no censurarnos. Abordar todo esto con un espíritu lúdico y de juego da siempre los mejores resultados.

Por supuesto también hay una visión espiritual en la contemplación y la relación entre el microcosmos y el macrocosmos y el lugar del hombre dentro de este. Muchas veces una mayor apertura espiritual es el producto de empezar a admirar sin juicios la vida y sus conexiones. Así una cosa lleva a la otra de manera natural e inevitable.

Como conclusión y en definitiva, parece evidente que, además de enorme talento, Leonardo tenía un enfoque integral de la vida y de la creación que tienen plena vigencia. Por eso, hoy en día, su visión y su pensamiento nos siguen inspirando y mostrando un camino de experimentación y plenitud.

fuente: Think like Da Vinci: 7 steps to boosting your everyday genius, Michael J. Gelb

La escritora programadora

Un fábula libre y un poco loca sobre el parecido entre la escritura de ficción y la programación informática.

No es muy impresionante. La escritora programadora se parece a Jerry Lewis en El doctor chiflado. Viste camisa de cuadros y lleva gafas de pasta. Una probeta con un líquido pardo humea junto a su banco de trabajo, ¿o es un té negro con leche?

Volcada en el teclado, absorta en su pantalla, está a punto de transformarse en el bailongo seductor, Buddy Love, pero, de momento, contención. Solo la delata el movimiento de sus pies, encapsulados en zapatos masculinos con cordones. ¿Será posible?

Se diría que se divierte porque controla el mundo. ¿O será al revés? Juega y juega. Hay algo trascendente y democrático en el juego. Lo sabe el niño, que se basta y sobra con una alfombra para sentirse Aladino sobrevolando Arabia.

Aunque la tentación sea fuerte, haríamos bien en no burlarnos, pues la escritora programadora tiene acceso al universo entero y quién sabe en qué nos puede convertir, si la impertinencia asoma.
«¡Si se ríe usted señora, romperá la lavadora!»

Qué cosas tiene la vida… Antes de la conquista hípster, la soledad hubiera sido su destino, y ahora, sin embargo, es tendencia y la pretenden tres influencers escuálidas, profetisas de la vida saludable. Pero eso, como a Rhett Butler, a ella, francamente, queridas, le importa un bledo. El verde sobre negro es la razón de su existir. Le gusta, más que nada, el sonido hueco de las teclas cuando, arrebatadas, vuelven locos los cursores y cascadas de líneas fluyen sin control.

La escritora programadora anticipa y crea. Confía en la fuerza y se toma en serio su tarea, pero solo hasta cierto punto. «Nada serio nunca llegó a buen puerto», reza un post-it en el marco de su pantalla.
Aunque le mueva la pasión, esto no es un asunto privado, no, no. No es su intención escribir una autista carta de amor (¿hemos dicho ya que pasa de las influencers?). A una de las tres, eso sí, le mandará el post-it, pegado a una tableta de turrón de Xixona.

Quizá lo parece, pero no se encierra en sí misma… Ella se debe a tod@s por igual. Es capaz de liberarnos, si estamos de acuerdo. Está dispuesta a montar una revolución por nosotros y todo empieza con el parpadeo sobre la pantalla. Y entonces, acabado su trabajo, se retirará de nuevo y, si es nuestro deseo, leeremos y entonces…

Ah, entonces, en nuestra mente… Voilà!! Se desplegarán mundos, dimensiones, texturas. Habrá chihuahuas blancos, un poco peludos; plátano flambeado; trinos de mirlos negros; amoríos correspondidos y zumbidos de solitarios cargadores huérfanos enchufados a una regleta.

Vibraremos sin entender el mecanismo (ni falta que hace), la emoción nos sacudirá y cerraremos los ojos, transformados, sin saber lo que hay detrás. Sin conocer el propósito, ni el misterio, ni, mucho menos todavía, el secreto lenguaje de la escritora programadora.

¡Poca broma con Jerry Lewis!

La mente del creador

Mis indagaciones o mi camino me han llevado estos días a toparme con un libro muy especial de Dorothy L. Sayers (1893-1957).

Esta autora británica es conocida por sus novelas de misterio y esa era la faceta más familiar para mí, pero en realidad era mucho más que una (muy buena) escritora de ficción.

Tenía un genuino interés por el cristianismo y eso la acerca a autores como C.S. Lewis o Chesterton. Estuvo dedicada muchos años a la traducción de La divina comedia, que consideraba su obra más importante. Además de ensayista, desarrolló una interesante carrera de autora teatral. Toda una humanista.

Para hacernos una idea de su impacto, según escuché en una presentación de la investigadora Crystal L. Downing… Sayers fue la responsable de llevar a escena El hombre que nació para reinar (versión del relato de R. Kipling). Para esta adaptación teatral decidió no emplear la biblia en su versión King James (la más empleada en lengua inglesa), sino modernizar el lenguaje empleando el inglés de la época (incluso Mateo hablaba inglés americano coloquial). En ese sentido, fue muy valiente y subversiva, consciente del poder del lenguaje para conectar con la sociedad.

Como anunciaron los periódicos del momento: ¡La vida de Jesús en slang!! Aquello fue un escándalo que llegó al parlamento y al mismísimo Churchill. A Sayers se le acusó incluso de ser responsable de que Singapur cayera en manos de los japoneses en 1942 como castigo divino a su empleo del inglés coloquial…. bueno, digamos que recibió muchísima presión que no la hizo ceder ni en sus convicciones ni en su visión artística.

Mind of the Maker

Os invito a profundizar en su perfil, pero hoy quería hablar de su libro Mind of the maker (1941)

En él se ayuda de la analogía, al modo de Santo Tomás de Aquino o San Agustín. La idea es que, para entender lo desconocido, hemos de poder relacionarlo de algún modo con lo conocido.

Lo que ella hace es -de manera objetiva- comparar la doctrina cristiana con el acto de creación artística. La tesis es que en Dios y en el hombre (¡y mujer!) existe por igual el deseo y la capacidad de crear. Y esto es parte de su esencia.

No es un libro fácil pero es muy sugerente y yo solo doy unas pinceladas aquí (mientras me pregunto por qué me he metido en este lío :))

Esencia tripartita

La analogía es la llave interpretativa y la comparación con la Santísima Trinidad la piedra angular del libro, que sirve para ilustrar la Doctrina de la Mente Creativa.

Dorothy L. Sayers ve en el acto creativo ideal una esencia triple (tomamos la escritura como un ejemplo de creación artística):

1. La idea

Esta existe a lo largo de todo el proceso, pero solo se manifiesta en la escritura. Sería equivalente al Padre o la Palabra.

Precede al trabajo mental y físico. Se trata del impulso inicial, que está fuera del tiempo y no sujeto a él.

2. La energía

Esta es la fase de escritura de la obra, la que requiere esfuerzo, alegrías y sufrimientos. Es el la palabra encarnada o el Hijo.

Esta fase sucede en el tiempo y en el soporte físico y material. En ella se revela la idea, que existía pero solo aquí se manifiesta.

Personajes, capítulos, frases, una palabra tras otra, desarrolladas en tiempo lineal, como eventos sucesivos.

3. El poder

En esta fase al escritor le llega de regreso el poder de la historia escrita. Se produce cuando la obra ha sido compartida y leída. Se trata de la interacción y el significado. Es el Espíritu Santo.

Inmaterial y atemporal, incluye las respuestas que se producen en la mente de los hombres y mujeres que entran en contacto con la obra escrita o representada.

Se trata pues de un poder social.

Así pues, este es el carácter trinitario de la obra artística: pensada, ejecutada y compartida. Lo interesante es que son partes constituyentes, distintivas pero unitarias en conjunto. Cada una ilumina a la siguiente.

Tal vez es difícil de entender, pero también lo es apresar la complejidad de la Santa Trinidad. Basta quizá tener un aroma de ello… Un sentimiento de reconocimiento.

Nuestra naturaleza

La implicación de esto es que, según Sayers, nosotros mismos somos por naturaleza y esencia parte de la misma estructura triple: somos el libro leído, en el universo que es el libro escrito por la mente de Dios, que es el libro como pensamiento.

Esto quiere decir que la creatividad no es exclusiva de los artistas, sino parte de todo hombre y mujer. Y aún más, quiere decir que confinar a los hombres y mujeres a actividades, trabajos y vidas no creativas, les hace violencia.

También que el trabajo podría y debería ser un espacio de integridad y realización para el ser humano.

Hay más analogías interesantes en el libro y que se pueden llevar a bastante profundidad.

Conocer al autor por su obra

Respecto a algo que yo me preguntaba hace unas semanas...si es posible o no conocer a un autor por lo que escribe, podemos preguntarnos: ¿Se puede conocer a Dios por sus obras, es la suma de todas ellas o es independiente de ellas? La teología ha debatido ampliamente sobre esto y el libro se sumerge en concienzuda reflexión.

La conclusión de Sayers es que el autor está en cada personaje e historia y a la vez no se limita a la suma de todos ellos. Podemos entender algo de él por su obra, pero siempre quedará una parte desconocida.

Libre voluntad

Otra idea muy interesante es la del libre albedrío de los personajes. Y esta toca un debate conocido para los autores y al que -como sucede en el plano teológico- se le da muchas vueltas. ¿Existe la libertad individual de autor y personaje?, ¿qué es preferible, planificar con estricto control o dejarse llevar?

Para el Creador, sus criaturas poseen libre voluntad y les permite ejercerla con supremo amor y perfecta libertad. De lo contrario, hablaríamos de un Dios o autor dictador (que también los hay).

El autor debería proceder también así, pero no es tan sencillo como parece, ni se puede dar una fórmula para aplicar felizmente. Se busca un equilibrio entre la atención y el permitir que los personajes decidan su camino.

Esto no significa desentenderse de ellos. Implica escucharlos y sobre todo respetar la lógica de su carácter. A veces sucede que el autor se empeña en algo que contraviene la naturaleza de la historia y de sus personajes. Esto suele acabar mal…

Por cierto que lo dicho conecta también con las tres ideas platónicas y arquetípicas. El Bien se consigue con el oficio; la Belleza con el gusto por la forma y la Verdad atendiendo a la lógica de la estructura.

Es fundamental y revelador entender que la verdad de la historia es una y solo una. Y debemos expresarla. Sintonizar con esa verdad o lógica interna es la clave de un libro bueno o malo (independientemente de su género o pretensiones).

¿Y a mí, qué?

Soy consciente de que esto puede parecer muy intelectual, muy marciano, incluso muy cristiano, y ya que estamos, muy anglicano! 🙂

Independientemente de eso, yo también creo que hay paralelismos en el acto creativo y el trascendente. No para endiosar a los autores, por supuesto (al contrario, esta conciencia debería generar humildad). Sino porque, tal y como decíamos antes, lo creativo está en la esencia humana. Y esto es así porque conecta con lo profundo y con el misterio.

Pero también porque, por debajo de la complejidad del pensamiento (incluso de lo confuso y torpe que puede ser este post), lo más importante es reconocer que crear es tan natural como respirar y vivir.

Cada vez la respuesta cómo abordar este desafío parece la misma: accediendo al acto creativo -vida incluida- desde un lado menos lógico. Como un reflejo del ritmo del mundo creativo mayor y como un acto de amor.

Se trata de aproximarse con la síntesis y no con la razón. Con el símbolo (por eso el arte ayuda).

Quizá ayude liberarnos de formatos y esquemas o tal vez abrirnos a algo más, independientemente de la ideologia o credo. Por ejemplo a esa naturaleza triple y difícil de procesar de forma lineal o verbal (por eso tan difícil de explicar).

Como Dorothy Sayers nos dice es inútil llegar a ello pensando o tratando de resolver un problema al estilo científico… Así que no pensemos en todo esto. Mejor escribamos un poema, pintemos una escena, creemos algo nuevo.

Por cierto, no me resisto a añadir que este libro se publicó en 1941, en plena II Guerra Mundial. Leer sus comentarios (y su saludable humor) mientras todo eso sucede, ayuda también a relativizar nuestros problemas diarios -y creativos- ¡Así que a trabajar!

Invitación a crear

La creatividad es algo asombroso y personal (¡y también transpersonal!). Estoy convencida de que es un derecho de tod@s. Pero es cierto que ha de ser estimulada o despertada. Que yo sepa, esto no sucede por un toque de varita mágica. Esta activación exige mimo, devoción, amor… Motivación en definitiva.

Si no estás en ese punto, te puede sonar a chino, a algo que despierta tu simpatía y podría entrar en tu lista de «tal vez /algún día». Nada más.

Qué lástima que algo tan esencialmente humano quede relegado de ese modo. Tal vez en eso tienen que ver nuestras propias ideas sobre lo que es ser creativo y que te animo a revisar.

Yo te digo que es esencial como el respirar.

Y tú no me crees. Porque si fuera así, ya lo habrías descubierto, ¿no? Y yo te digo, sí, pero también vas por la vida creyendo que respiras!

¿Cómo te convenzo de la potencia (casi siempre inexplorada) que tienes dentro?

Solo (¿¿¿solo???) puedo invitarte. En mis cursos, sesiones, escritos… yo te guío, te doy unas herramientas sencillas, un punto de partida y te digo… ahora… salta. ¿Qué? No, no, no. NO puedo. Llegan las resistencias, de todas clases y colores y yo acabo pareciendo la malvada Miss Danvers de Rebeca, que te quiere inducir a tirarte por una ventana y te susurra al oído: salta, salta…

Vamos, no tengas miedo, salta….

Pero resulta que, a diferencia de la pérfida Danvers, yo no albergo malas intenciones ni estoy esperando que te estrelles. Solo quiero que te dejes sorprender por lo que tienes dentro. Te prometo que es un salto seguro que nunca nadie se arrepiente de dar.
Tampoco te he pedido que me enseñes ni tus diplomas, ni tu CV, ni la lista de tus éxitos o méritos. Solo te he pedido una cosa, un solo requisito: disposición.

apertura

curiosidad

espíritu lúdico

CONFIANZA

Yo puedo invitar, pero no empujar, porque entonces sí empezaría a tener pinta de Danny Danvers y, aunque no tengo nada contra su gusto por acariciar la ropa interior de Rebeca, no me gusta nada su semblante avinagrado. De hecho, si repaso los personajes de la peli, solo hay uno que me encaje… no es la moquita muerta de la protagonista, ni el atormentado de Maxim, ni el parásito de Jack Favell, ni la frívola Rebeca…

Si tengo que elegir, me quedo con Jasper, que protege tus sueños y está siempre listo para un divertido paseo por la playa…

Y es Jasper el que más me inspira porque esto se hace por pura diversión e inclinación natural, no por obligación.

Vale, de acuerdo, todo esto suena genial, pero aún preferirías que lo hiciera yo por ti o que te dictara cada palabra o que te diera mi aprobación. Conozco esa mirada suplicante de «Sí, quiero, pero házmelo tú».

Entonces… claro que lo puedo hacer por ti, o mejor dicho, claro que lo puedo hacer en lugar de ti. Pero yo no quiero privarte de esta alegría de crear. Prefiero ver cómo sonríes cuando sucede. Eso no tiene precio.

¡Así que… te invito a apostar por un Nuevo Año creativo!

El momentum: cazar la ola creativa

Aprovechar el momento de dinamismo y energía que se produce en todo acto creativo, puede marcar una diferencia en tu escritura.

Momentum. Es fácil intuir lo que significa esta palabra de origen latino que nos remite a momento, pero -en su raíz etimológica- el vocablo proviene de la palabra movimentum, y podemos traducirla como movimiento, influencia, importancia. ¿Sabías que ambas cosas, el momento y el movimiento, pueden tener gran impacto en tu escritura?

Imagina que te gusta hacer surf y que vives en el Mediterráneo, donde normalmente el mar es bastante tranquilo. Poco a poco has ido desarrollando tu ojo para entender la climatología y vas interpretando las señales y sabiendo cuándo se acerca el viento. Entonces, cuando eso sucede, lo dejas todo, coges la tabla y el traje de neopreno y allá qué te vas a esperar las olas. Ya no importa si hace frío o si había otros planes más interesantes porque las olas van a estar ahí por un tiempo limitado y tú estás preparad@ con tu tabla. Así que por fin, cuando llega la ola que has estado esperando con tu estómago pegado a la tabla, tienes que saltar. Eso se convierte en lo más importante del mundo. Porque con el impulso y el movimiento todo adquiere sentido. El resto, la espera, las tentativas, las olas pequeñas, también son parte del surf, pero ahora… estás en el momentum.

De eso se trata en definitiva: de evitar que algo se detenga o tratar de que se mueva. Lo mismo pasa al escribir. Durante el proceso creativo, existe un periodo de tiempo en el que vives muy inmerso en tu historia, estás absolutamente permeado por la atmósfera, los personajes, el argumento, aunque sea incipiente. Se produce un momento de movimiento. Y ese instante está cargado de creatividad y energía. Y ahí hay impulso, avance y dirección. Hay fuerza. Eso no lo podemos dejar pasar.

¿A quién no se le ha muerto una historia en la bañera? Empezaste con muchas ganas, la idea te parecía increíble, pero… lo dejaste por un tiempo y en el camino… puf, todo eso pasó… y de repente la historia ya no te motivaba, o no te arrastraba o tú ya no eras la misma persona o no tenías las mismas sensaciones que al inicio. Lo que sucedió es que perdiste el momentum y todo se estancó.

¿Momentum o flow?

Para mí el momentum no es exactamente lo mismo que estar en la zona. Si conoces el estupendo libro de Mihaly Csikszentmihalyi, Flow, él popularizó este concepto que explica el proceso de concentración intensa que se da en actividades como las creativas y las deportivas y que produce una sensación de absorción tal que la persona pierde la noción del tiempo y entra en un estado de conciencia muy particular. Esto es estupendo y una señal de estar metido por completo en una tarea.

Tal y como yo lo veo, el proyecto creativo tiene un momentum, que sería el punto álgido de motivación, durante el cual todo es más fácil. Y este tiene una fecha de caducidad. Durante este tiempo se pueden producir -y a menudo sucede- estos episodios de fluir. Pero esos episodios por sí solos, de manera aislada, no son el momentum. Este abarca todo tu proyecto y proceso. No es un instante puntual de conexión, sino un movimiento más amplio.

¿Qué podemos hacer para tratar de honrar el momentum?

Se me ocurren algunas sugerencias.

  • Reconocerlo: parecerá una tontería, pero hay que experimentar algo para poder comprenderlo. En este sentido, te va a ayudar mucho entender tus ritmos creativos e identificar la vibrante carga de esa historia que se mueve y pide tu atención. Esa es la señal que te indica que estás en el momentum.
  • Aprovecharlo: la manera más efectiva de conectarse al momentum es arremangarse, ponerse a trabajar y tratar de volcar el máximo de tu historia durante este periodo. Se trata de exprimir un estado que va a ser el motor y que luego atravesará a por otras fases también necesarias. ¡La magia necesita que alguien haga el trabajo!
  • Ser rápid@: es esencial no demorarse en la escritura de ese primer borrador de historia o novela Hay que evitar dilatar las cosas y matar el momentum. La velocidad siempre ha ayudado en este aspecto. Tal vez porque potencia el hemisferio derecho del cerebro.
  • Separar la escritura de la edición o corrección: El momentum es algo que sucede solo en la fase primera de escritura. Si esto es así esporque es algo fresco, energético y por tanto bastante opuesto al proceso posterior, analítico y reflexivo. Para potenciar el momentum hay que darle libertad, permitir las locuras necesarias y -sobre todo- conectarse a la energía. Posteriormente ya veremos qué hacemos con todo eso.
  • No obsesionarse: a veces, por mucha energía y creatividad que sientas, tus quehaceres, tus obligaciones, tu familia o los imprevistos te impiden entregarte. La ola está ahí y no la puedes cabalgar. Yo misma he vivido esa frustrante experiencia muchas veces (de hecho, la estoy viviendo estas semanas). En ese caso hay que respetar también esas circunstancias, porque, de lo contrario, puedes someterte a bastante estrés, lo cual -huelga decirlo- es un mortífero enemigo del momentum. Para esas ocasiones es aconsejable emplear los instantes que tengas disponibles sabiendo que son de oro y tratar de ir avanzando todo lo que puedas. A veces, en esa conciencia del valor del tiempo que empleas en algo que te apasiona surge también mucha implicación.

Soy de la idea de que no hay reglas fijas para casi nada y menos aún en el ámbito creativo. Cada uno tiene su experiencia, que es la que debe usar como guía y criterio último. Lo que sí hay es un conocimiento de aspectos y vivencias que se repiten en los testimonios de los creadores. Y eso nos puede ayudar a ampliar nuestra investigación personal.

Como siempre os invito a contarme cómo vivís vosotros esto y si tenéis alguna sugerencia para aprovechar la ola.

Aloha! 🏄🏾‍♀️

Foto de la cabecera Emiliano Arano en Pexel

Emplear el material de los sueños

Hay muchas maneras de alimentar la musa de la creatividad y también es creativo el mismo hecho de pensar en maneras novedosas de hacerlo. Cada un@ tiene la llave de sus preferencias, pero siempre viene bien explorar y no conformarse con lo obvio (a menos que lo obvio sea tu material).

Una de mis maneras favoritas son los sueños.

Misterio imprevisible

Los sueños me interesan porque son bastante fascinantes, algo fuera de nuestro control pero muy alimentado de nuestras fijaciones, preocupaciones o deseos. Una producción sorprendente de contenido inédito servido cada noche. Toda serie de géneros se nos presentan: thriller, comedia, terror, erótico… una nunca sabe qué se va a proyectar, y a veces, en programa doble.

Además, los sueños permiten trabajar en diferentes niveles. Son muy interesantes para practicar la escritura porque exigen un trabajo muy preciso de resignificación y de narración. No es nada fácil lograr la traducción de esas piezas inconexas y convertirlas en un relato que tenga sentido.

Pero no debemos intentar reproducir exactamente un sueño, el mero intento lo desvirtúa todo. No hace falta ser fiel cien por cien al contenido de lo soñado, entre otras cosas, porque es difícil. Se trata de un material muy escurridizo y volátil. Muchas veces es la atmósfera o la sensación que ha dejado en ti lo que debes atesorar. Lo interesante es buscar la chispa y empezar a reconocer cuándo esa chispa es la señal de algo con potencial. Y, entonces, claro está, seguirlo….

Otro aspecto destacado es que los sueños son muy visuales y nos regalan imágenes audaces, incoherentes en ocasiones, casi siempre sugerentes. Además, por supuesto, está el lado simbólico, porque esas imágenes representan otra cosa. Manejarse bien en este terreno es una de las mejores cosas para un creador.

Todas las anteriores son buenas razones para empezar a prestar más atención a esta parte de nuestra vida. Pero, por si no os he convencido, os voy a contar una historia real.

Un caso sorprendente

En marzo, al principio del confinamiento, en aquellos días de confusión y desconcierto yo contaba con el aliciente de poder saludar a mi vecina desde el otro lado de la tapia que nos separa. María es una gran escritora y alguien con quien siempre me gusta hablar.
Ese mediodía en concreto me dijo que había tenido una pesadilla muy inquietante. «¿Ah sí?, cuéntame», le pedí. Me advirtió que no era muy agradable, pero eso no me iba a asustar, así que procedió. Lo que ella recordaba es que estaba ante un perro negro. Era un perro humanizado, como una de esas imágenes de Anubis. El caso es que al parecer, este perro era su sirviente. Pues bien, en un momento dado, el perro se agarraba la cara y se arrancaba toda la piel y se convertía en una masa sanguinolenta ante su total espanto…
Vaya, vaya ¿qué querría decir ese sueño, qué lo habría disparado? Desde luego, no era nada raro tener pesadillas esos días. Estuvimos charlando de todo eso y le sugerí que podía emplearlo (incluso explorarlo) en algún relato. “No, no”, me dijo. “Me resulta demasiado perturbador”. Y así lo dejamos.

Al DÍA SIGUIENTE, por casualidad, leí La debutante, un relato escrito por Leonora Carrington en 1937, cuando era una chica de 18 años y que podéis leer aquí.

Dicho esto, ahora mismo voy a hacer un spoiler contando el cuento para que esta historia se entienda…
El caso es que La debutante es la historia de una jovencita que va a ser presentada en sociedad en un baile y tiene amistad con una hiena del zoo. La chica se queja de lo aburrido del evento y la hiena -hastiada de su vida- le propone que irá en su lugar. Llegado el día, ambas se dan cuenta de que la maloliente hiena, aunque se disfrace, sigue siendo hiena. Así que el animal sugiere arrancarle la cara a la criada de la chica -después de comérsela claro- para ponérsela como una careta. Así lo hacen. La hiena disfrazada y con la cara de la criada, se va al baile y la chica a dormir.
Al día siguiente la madre de la chica, enfurecida, irrumpe en la habitación de su hija para pedirle explicaciones por lo ocurrido: “Acabábamos de sentarnos a la mesa –dijo–, cuando el ser ese que ha ocupado tu sito se ha levantado gritando: “Conque mi olor es un poco fuerte, ¿eh? Pues no como pasteles.” A continuación se ha arrancado la cara y se la ha comido. Después ha dado un gran salto y ha desaparecido por la ventana”.

Bueno, impactante, no? Pero lo que me interesa de esto es que en este cuento están presentes todos los elementos del sueño de mi amiga:

  • Una especie de perro, esta vez es una hiena.
  • Arrancarse la piel.
  • Un sirviente/criada (que por cierto, en el relato se llama Mary!).

Mismo material, diferentes resultados

Con estos símbolos, poderosos y visuales, L. Carrignton compone un perturbador y eficaz relato con dosis de rebeldía juvenil y crítica social. Carrignton era poeta escritora y pintora, integrante del surrealismo, así que lo visual estaba muy desarrollado en ella.
Dicen que este cuento lo imaginó hastiada de los compromisos sociales a los que tenía que asistir en Londres. Varios estímulos en contacto con su único e irrepetible mundo personal (y sus imágenes y sensaciones asociadas), dieron lugar a La debutante.

Con toda seguridad, y con elementos similares, María no habría llegado a la misma historia… pero la imagen en su cabeza se podría haber fundido con otros aspectos de su vida para acabar componiendo una historia singular. En ella, supongo, habría incluido la repulsión y el horror y tal vez el miedo que sentía en la primera semana de confinamiento aunque no hablara directamente de ello… No lo sabemos.

Cada sueño es una potencial historia (o un aspecto -pequeño o grande- de una potencial historia), así que vale la pena prestar mucha atención. Al fin y al cabo, toda creación empezó siendo material en bruto, como el barro, esperando que alguien le diera forma.

Escribir en tiempos de crisis

Os comparto unas ideas que esta semana vamos a ver en el taller de escritura. Tal vez sean de interés para quien sienta la necesidad o inclinación de escribir estos días.

 

“Y por cierto, se puede escribir de todo en la vida si tienes las agallas de hacerlo y la imaginación para improvisar. El peor enemigo de la creatividad es la duda sobre uno mismo”.
Sylvia Plath

Cuando una  se considera escritora, es decir, se da el permiso de observar y expresar el mundo desde esa posición, entonces, tal y como dice Silvya Plath, todo es digno de ser escrito. Los dos requisitos que ella cita son 1) tener agallas y 2) tener imaginación para improvisar.

Probablemente, lo primero que nos a va a poner a prueba es la famosa duda sobre nosotr@s mism@s.  ¿Que voy a escribir yo que sea de interés?…  A la resistencia le encanta adoptar esta apariencia y no necesita de una crisis mundial para sacar la patita. Pero no caigáis en la trampa. Entrar en este argumento es hacerle el juego a la enemiga de la creatividad… En lugar de eso, enfocaos en la imaginación y las agallas.

A veces se ha debatido si es necesario que el escritor viva en una época convulsa para poder expresar los sentimientos más profundos y extraer lo mejor de sí mismo. ¿No es acaso la sociedad del bienestar un poco adormecedora?  No hay una respuesta inequívoca.  El bienestar es bueno. Se pueden escribir de cosas muy profundas desde la serenidad y la felicidad. De hecho, las más de las veces, el arte es un refugio de paz y alegría, incluso en medio del caos (lo que podría llevarnos a deducir erróneamente que es el caos el que lo origina).

Una época de crisis puede espolear o puede limitar la creatividad, sobre todo al principio, porque la preocupación, la incertidumbre, la inestabilidad y a veces incluso la logística pueden ser un obstáculo. 

Pero resulta que no podemos elegir y tenemos que improvisar. Las épocas complicadas, sobre todo si nos desafían en un nivel colectivo, nos fuerzan a encarar directamente sentimientos y emociones que, de otra manera, y dependiendo de nuestra forma de ser, podrían quedar relegados. Y en ese sentido, son un campo muy interesante para el escritor.
Lo que nos interesa aquí es que la ficción, aunque es el producto de nuestra imaginación y por tanto no es real, siempre se escribe desde dentro de nosotras, y -por tanto- es muy real. Qué bonita paradoja.

Los límites de nuestra conciencia, son los límites potenciales de nuestra historia. Con eso quiero decir que cuanto más profundicemos en nuestra experiencia personal, cuanto más nos abramos al inconsciente, más rica será nuestra historia. Una historia que solo tira de la mente lógica puede ser impecable, pero seguramente también será fría. Como decía Mulder en Expediente X: “¡La verdad está ahí fuera!”. Y aún así… todavía dentro.

Quedémonos entonces con que hay un movimiento de dentro hacia fuera.

Cuando experimentamos miedo, ese miedo será el que experimente nuestro personaje X en nuestra historia X. Cuando nuestro protagonista es arrebatado por la alegría, esa alegría ha sido primero nuestra. El amor entre nuestros personajes lo hemos soñado, vivido, deseado o recreado primero en nuestro interior.

Así que os invito a que aumentéis el acervo de vuestra enciclopedia emocional, sensorial, perceptual. Es vuestro tesoro.

En estos momentos, el terreno en el que se esconde ese tesoro es nuestra propia casa. Una cuarentena nos fuerza a la introspección. También limita nuestros estímulos exteriores (que no la información), pero una casa y su dinámica única (y a la vez tan común) puede ser una gran fuente de inspiración. Una ínsula conectada con los demás ínsulas. Y qué mejor puente para comunicarse que la escritura.

Para esto, tomad notas, apuntes; recoged impresiones y aprovechad estos días tan inciertos para enriquecer vuestra escritura.

Puede que eso que estos días sentís no emerja en un personaje de esta semana, ni del mes que viene, pero, si seguís escribiendo y si construís personajes humanos, seguro que la huella del sentimiento de hoy se proyectarán en ese personaje que todavía no existe. 

No tengáis ideas preconcebidas, solo apertura. Tenemos que abrir la puerta a nuestros sueños, a nuestras intuiciones, a las imágenes que vislumbramos, a los diálogos que sin querer improvisamos, a la imaginación en cualquiera que sea la forma que se manifieste.

Recordad, además, que vosotras sois las únicas autorizadas para contar vuestra historia.
Esto puede parecer una perogrullada, pero es una verdad como un templo. Y a veces las verdades más grandes son las más evidentes. Aunque estamos todos experimentando un fenómeno global, nadie tiene tu visión particular. Tú posees un punto de vista que es irrepetible. Eres un experimento único de la naturaleza. De modo que tu opinión, tu visión y tu creatividad son importantes.

Comparte una historia sobre tu confinamiento. Trata de transmitir una emoción que estés sintiendo especialmente estos días. Hasta 500 palabras.

-Puede ser una historia a título personal, una opinión expresada como un diario, como una carta, como una charla, un diálogo…
-Puede expresarse a través del del miedo, del humor, de la esperanza, del enfado…
-Comprueba si tu emoción escogida se ha reflejado en el texto. ¿Has tenido dificultades?, ¿cuál es el vocabulario asociado a esa emoción?
-Intenta incluir alguna imagen visual o auditiva o sensorial.
-Si te sientes bloqueada, solo proponte escribir durante 7 minutos sin detenerte. Puedes empezar con “Quién me lo iba a decir a mí, encerrada en mi propia casa…”. O con la frase que quieras!!

Resistencias creativas

Si te interesa la creación, el tema de la resistencia a crear es algo que experimentarás tarde o temprano. En general, la resistencia es un aspecto con el que batallar en varios ámbitos de la vida, así que lo mejor es identificarla. Si la reconocemos, la manejaremos mejor.
Para el resto del post, m
e voy a basar en las ideas que Steven Pressfield expresa en su libro The War of Art, en español: La guerra del arte (en lugar de El arte de la guerra, ya podéis imaginar por dónde van los tiros). Es un libro dedicado a analizar este fastidioso fenómeno con vistas a liberar nuestro potencial y desde el punto de vista de un escritor.

Para centrar el tema con claridad, Steven Pressfield cita una lista de las actividades que más comúnmente provocan Resistencia:

  • Seguir la llamada de la escritura, la pintura, la música, el cine, la danza o cualquier arte creativo, por marginal o poco convencional que sea.
  • Lanzar cualquier proyecto empresarial, por beneficio económico u otros motivos.
  • Seguir cualquier dieta o régimen de salud.
  • Seguir cualquier programa de desarrollo espiritual.
  • Seguir cualquier actividad cuyo objetivo sea endurecer las abdominales. XD
  • Cualquier programa o curso destinado a vencer una adicción o un mal hábito.
  • Educación de cualquier tipo.
  • Cualquier acto de coraje político, moral o ético, incluyendo la decisión de mejorar algún patrón perjudicial de pensamiento o conducta.
  • Iniciar cualquier empresa o empeño con la idea de ayudar a otros.
  • Cualquier acto que requiera compromiso del corazón. La decisión de casarse, tener hijos o superar un momento difícil en una relación.
  • Mantenerse firme con los valores de cada uno ante la adversidad.  

En otras palabras, dice Pressfield: «cualquier acto que renuncie a la gratificación inmediata en favor de crecimiento a largo plazo, salud o integridad. O, dicho de otro modo, cualquier acto que surja de nuestra naturaleza superior en lugar de la inferior».

Siempre en palabras del autor, la Resistencia es:

  • Invisible, no huele, no se ve, pero está ahí.
  • Interna, aunque la proyectemos en otros, sale de nosotros.
  • Insidiosa, tomará cualquier forma, te seducirá, te engañará, te convencerá.
  • Implacable, no hay que subestimar a algo capaz de alejarte de tu potencial.
  • Impersonal. Opera con indiferencia a tu persona.
  • Infalible, cuanto más importante es la llamada, más resistencia hay.
  • Universal, nos acecha a todos, todo el tiempo.
  • Nunca duerme.
  • Es rigurosa con lo que hace y no tiene piedad: no quiere herirnos o hacernos un rasguñito, quiere nuestra alma, nuestro talento más preciado.
  • Se alimenta del miedo.
  • Solo avanza en una dirección: la  que se opone a nuestro progreso.
  • Es más poderosa en la linea de meta: cuanto más cerca estás de tu objetivo, más fuerte golpea.
  • Recluta aliados: la Resistencia es ante todo autosabotaje, pero puede afectar a tus allegados… cuando tratas de vencerla los que están cerca empiezan a lamentar que hayas cambiado. Posiblemente esas personas también luchan contra sus resistencias.

Wow, el enemigo no es precisamente pequeño!
La procrastinación es quizá la manifestación más común de Resistencia. El  famoso «Ya lo haré mañana» nos permite racionalizar y nos da permiso para sabotearnos.

Victimismo, dramatismo, automedicación, obsesión con el sexo, criticismo, dudas sobre uno mismo, aislamiento, miedo… son síntomas de que la Resistencia opera en ti. Warning!!

¿Te suena algo de esto? ¿Lo has sufrido? ¿Lo reconoces en ti?

Pasa cuando decides que no te apuntarás a ese curso que te hace ilusión, porque “es una tontería”, o cuando crees que tu novio o tu mujer merecen desarrollar esa parte suya pero tú no; o cuando dejas siempre para otro día lo de ponerte a escribir o pintar. También cuando dices que no tienes tiempo o energía. Cuando prefieres ver cada noche la tele o crees que tu familia jamás te apoyaría en tus sueños. Cuando te crees demasiado mayor o con poco talento o sin derecho a ser creativo. 

Pasará también en la clase de creación (si vas), cuando no quieras hacer los ejercicios propuestos. Oh, sí. O cuando te digas que menuda tontería, que cómo se te ocurrió a ti apuntarte a eso. Cuando te compares desfavorablemente con otros, sin darte la oportunidad de crecer a tu propio ritmo y trazando tu propio camino. Pasará cuando bajes la guardia, cuando tengas un mal día, cuando te sientas vulnerable. A lo mejor si llueve, si pierde el Valencia CF, si tu hijo te disgusta. Si tu gato te rasga las cortinas o el frutero te mira mal. Vendrá en forma de dudas, de malestar, de inseguridad y de pereza. Vendrá como el crítico implacable. Y te hará sentir pequeña e inadecuada.

Ante todo, que no cunda el pánico porque (sí!!) hay modos de superarla:

  • Vigilar. Lo mejor es ser consciente, encender la luz. La Resistencia nos acecha a todos y a todas, pero -al hacerlo- también nos enseña y nos ilumina sobre nuestros momentos bajos y nuestras tendencias negativas, permitiendo que les hagamos frente de manera  firme.
  • Si está hecha de miedo, hay que combatirla con amor. Amor que puede traducirse también como alegría, ilusión, fuerza y coraje. Aquí las posibilidades son amplias. Canta una canción, ponte a bailar, conjura la baja energía de la Resistencia. Muévete.
  • Con trabajo. Nuestras armas son concretas. Tú quieres escribir. Entonces tus armas son las palabras. Al juntar una palabra tras otra, al seguir una frase más antes de rendirte. Al levantarte otro día y sentarte a tu escritorio y encender el ordenador. Al desempolvar tu libreta y, boli en mano, ponerte a ello. Estás venciendo. Hazlo. Aunque no sepas cómo, aunque no te motive, aunque no creas en ti, aunque te duelan las muelas. Hazlo. 
  • Con humor. Es una manera fantástica de capear los temporales y también los altibajos de confianza y motivación que experimenta  una escritora. Ríete más, lee algo divertido, diviértete con lo que haces.
  • Con la ayuda del grupo o tu comunidad. No estás solo en esto y menos en esta tarea de escribir, que por propia definición es solitaria. Todos pasaremos por ahí esta semana o la siguiente o puede que todas. Lee algo de un compañero, pregúntale, comenta su trabajo. Expresa cómo te sientes, qué dificultades tienes, qué cosas te funcionan. Algunos certámenes como el NaNoWriMo son maravillosos por eso, por la red de gente apoyándose, animándose, escribiendo junta. Crea un grupo, queda con tus amig@s para leer lo que habéis escrito…

En definitiva, lejos de desmoralizarte, ser consciente de tus bloqueos y miedos es una oportunidad inigualable para crecer en tu desempeño creativo. Que te sientas derrotado una vez  (o dos, o tres, o cuatro, o mil…) no significa que vayas a perder la guerra.

**foto portada by Anni Roenkae from Pexels

Preguntas y atención: mima un poquito a tus ideas


En cierta ocasión le preguntaron a Borges: ¿Qué es para usted la literatura?

Tantas cosas… Cuando estoy solo, continuamente estoy tramando poemas, cuentos, fábulas, porque tengo que poblar mi soledad. Y a mi edad es fácil estar solo. Por ejemplo, yo nunca busco temas, dejo que los temas me busquen y yo los eludo, pero si el tema insiste, yo me resigno y escribo. Hay que dejar a los temas elijan, pues cada tema sabe si quiere ser escrito en verso libre, en una forma clásica o en prosa. No pienso en la comunicación, yo escribo, corrijo los borradores mentalmente, desde que no tengo vista, y finalmente los publico.

¿Qué te parece la idea de que los temas nos eligen? ¿Alguna vez te has obsesionado con una idea (literariamente, claro)? Quizá es la idea la que se ha encaprichado de ti.
Esto te pasará más y más -si es que quieres que te suceda, claro- cuanta más atención prestes. Atención es la clave. La palabra más importante para una vida con sentido, me atrevería a decir. Para mí la atención está conectada con el amor. Centras tu mirada en algo y la sostienes para entregarte por completo a eso. Y para «escuchar», recibir lo que eso quiere comunicar.
La práctica de esto tiene que ser activa (como el amor debería ser activo). Y se activa el ojo, como órgano y como instrumento, el cerebro, haciéndolo trabajar, y todos los sentidos. Se activa el cuerpo. Hay autores extremadamente sensibles y corporales, me viene ahora a la mente Escrito en el cuerpo, de Jeanette Winterson. Otros más cerebrales, el propio Borges es un ejemplo. Tú decides cómo expresar lo que eres. Cuanto más seas, más expresarás.

Una y otra vez hemos de insistir en la práctica. Si partes de cero, lo primero es conectar con eso, con la observación o con el modo particular que tienes de entender el mundo. ¿Estás segura de que ves lo que hay alrededor? En lugar de ir ciegos por el mundo, hay que abrir los ojos. Goethe dijo, “El ojo es el órgano con el que concibo el mundo”. Y eso tiene más profundidad de lo que parece.

Aunque seamos principalmente visuales o auditivos, en realidad, las modalidades se combinan, pero es interesante conocer nuestras preferencias y sacarles partido, explorar sus límites también. Forma parte de lo mismo, de la apertura necesaria para empezar a Ver y escuchar. Repito: ¿crees que ves?

Borges fue un hombre solitario, y durante la mitad de su vida, ciego (literal), como otro gran escritor Aldous Huxley, pero eso no los mermó, ni a Beethoven cuando se quedó sordo, porque seguía «escuchando» en su mente. Quizá la falta de esa ventana al exterior, los hizo entrar más en el interior, atentos a ese mundo propio. Por cierto, Huxley escribió un libro muy interesante sobre un método para recuperar la visión… Otro día escribo sobre eso.
¿Qué más dijo Borges en esa entrevista, que tuvo lugar en 1983?

—¿Qué haría si pudiera volver a ver?
—Bueno, yo volvería a leer algunos de los pocos libros que hay aquí; quizás saldría a la calle a reencontrarme con algún recuerdo de Buenos Aires. Miraría al espejo para ver qué cara tengo. Aunque no, pienso que es una suerte para mí imaginarme con la cara que tuve a los 55 años.

Volvería a leer (era un hombre muy conectado a los libros), saldría a la calle, me miraría al espejo.

¿Y después de ser atrapado por una idea? ¿Qué haces? tienes estas impresiones, estos fragmentos en tu mente. Pues dejas que estén ahí en ti y que te comuniquen todo lo que quieran, un poco como decía Borges. O… si la idea es tímida, puedes interrogarla, hacer preguntas. Se trata de prestar atención a esa idea para que germine.

Inquirir siempre es un buen método para crear. Es a partir de esa voluntad de entender o de profundizar en algo que aún es difuso, que permitimos que tome forma. Las imágenes de tu mente te llevan (pregunta a pregunta) a ampliar esa intuición inicial.
A ver, ¿qué puedo hacer con esta idea, ¿puedo desarrollarla? , ¿es un personaje o una trama? Tal vez necesito algo con lo que combine. ¿Qué es lo que más me fascina de esta idea? ¿En qué tono vibra? A veces si siquiera es preciso formular las preguntas explícitamente, simplemente abrirse, permitir que todo venga. Y se produce de un modo muy natural.
Si no estamos muy acostumbrados a estos procesos creativos (aún), es útil escribir las preguntas y las respuestas que vengan.

Preguntar es excelente también para generar ideas. Es el famoso: «y si…», la generación de hipótesis. ¿Y si esa mujer estuviera loca? ,¿y si en realidad no es quien aparenta ser? ¿Y si resulta que es una espía? ¿Y si es la única cuerda de todo el hospital? ¿Y si el hospital es una tapadera para un negocio de juego? oh, eso es muy absurdo. O no…

También funciona como motor la lluvia de ideas o los mapas mentales. El brainstormig es efectivo cuando todo el mundo aporta sus ideas libremente y nadie censura, juzga o rechaza. Un escritor es alguien que se pasa el tiempo haciendo brainstormings a solas. Al principio, solo saldrán obviedades, pero poco a poco, cosas que parecen disparatadas quizá enciendan la chispa. Lo importante aquí es permitir esas ideas locas y suspender el juicio crítico.

Si no tienes ninguna idea y quieres activar un poco tu creatividad, puedes jugar a esto de vez en cuando. Escoge unas palabras al azar y prueba varias combinaciones como premisa para una historia:
Por ejemplo: biberón, policía, whisky, divorcio

  • Un policía bebe whisky y su mujer lo ha dejado (divorcio) porque se olvidó de dar el biberón a su hijo.
  • Ah, el policía bebe whisky en el biberón desde que se divorció, porque le parece muy cómodo y tierno.
  • No, no, una mujer llamó a la policía porque encontró un biberón con las iniciales de un niño secuestrado, pero, como tiene alucinaciones desde su divorcio y no para de llamar a la poli contándoles cosas raras, ellos creen que ha bebido whisky y la ignoran.

Después atrévete a escribir esa historia. Seguro que te sorprende.

Hablemos de creatividad

Potenciar la creatividad es una de las cosas que más me interesan de un taller de escritura. Más aún que la -necesaria- práctica de técnicas de escritura y que el conocimiento teórico, opino que es el factor que puede marcar la diferencia, no solo en la escritura sino en el desarrollo personal.
He aquí algunas citas sobre la creatividad que pueden estimular la reflexión (en grupo o a solas):

Weithermer (1945): “El pensamiento productivo consiste en observar y tener en cuenta rasgos y exigencias estructurales. Es la visión de verdad estructural, no fragmentada”.

Empezamos fuerte, pero aquí hay una idea interesante. Lo creativo ayuda a delimitar formas y reconocer estructuras y patrones que aún no se habían identificado y que configuran un sentido completo y cerrado. Ni más ni menos es lo que hace un escritor cuando selecciona una idea de la realidad bruta y encuentra elementos significativos que, ordenados, tienen coherencia. Sí, lo increíble es que esa historia siempre estuvo allí esperando que alguien la «viera» y le diera forma. ¿Cuántas veces has dicho: «¿cómo no se me ocurrió eso a mí?»?

Parnes (1962): “Capacidad para encontrar relaciones entre ideas antes no relacionadas, y que se manifiestan en forma de nuevos esquemas, experiencias o productos nuevos”.

Importante lo de nuevo. La creatividad implica originalidad, ya que es  el producto de asociaciones novedosas. L@s buenos escritor@s iluminan con sus historias territorios jamás antes transitados (o no al menos del modo en que ellos lo hacen). Eso permite que el amor, por ejemplo, pueda ser objeto de nuevas historias cada día (pero no todas igual de originales o creativas, por supuesto).

Getzels y Jackson (1962): “La creatividad es la habilidad de producir formas nuevas y reestructurar situaciones estereotipadas”.

Abundando en lo anterior, lo verdaderamente creativo no es compatible con la repetición. Da comienzo la guerra contra el cliché. ¿Y cómo podemos ganar esa guerra? Siendo conscientes y no conformándonos con las situaciones más familiares o las asociaciones evidentes.
En lo relativo al tema, una buena idea para evitar estereotipos y clichés es cuestionarse siempre la historia o el enfoque y observar el mundo con apertura e inocencia. En el nivel de la frase o el párrafo, podemos revisar el texto huyendo de las expresiones manidas. Una expresión creativa exige un lenguaje creativo.

La siguiente me encanta para asustar a todo el mundo. En su libro Creatividad, el aura del futuro (2015), Cristian Núñez Sacaluga repasa la visión psicoanalítica: “Freud sostuvo que la creatividad se origina en un conflicto inconsciente. La energía creativa es vista como una derivación de la sexualidad infantil sublimada, y que la expresión creativa resulta de la reducción de la tensión”.

XD Lo que nos interesa y hablando en plata: cuanta más relajación, armonía y bienestar emocional, más fluirá la creatividad. ¿Uhm, estoy poniendo en entredicho el mito del artista maldito? Yes.

Y ahí dejo como bocadito sugerente lo de pensar en la creatividad como una energía….

Vamos con otra:

Bruner (1963): “La creatividad es un acto que produce sorpresas al sujeto, en el sentido de que no lo reconoce como producción anterior”.

Drevdahl (1964): “La creatividad es la capacidad humana de producir contenidos mentales de cualquier tipo, que esencialmente puedan considerarse como nuevos y desconocidos para quienes los producen”.

Estas dos citas mencionan una de las cosas que más me gustan. Y es que, escribiendo (o dedicados a cualquiera que sea nuestra tarea creativa), nos vamos a maravillar y asombrar a nosotros mismos porque crear es manifestar o expresar algo que no existía y que por tanto no conocemos. Aunque tengamos una idea previa, el mismo proceso toma el mando y el producto final nos sorprende. (¿He hecho yo eso?)

Fromm (1959): “La creatividad no es una cualidad de la que estén dotados particularmente los artistas y otros individuos, sino una actitud que puede poseer cada persona”.

Aquí Eric Fromm habla de una actitud, lo que sugiere que tenemos que adoptar una postura activa para ejercer un derecho natural del individuo (y no solo de aquellos afortunados que estaban en mejor posición cuando los dioses repartieron talentos).

Antes he mencionado mi convencimiento de que la creatividad puede transformar a las personas, en la medida en que les ayuda a ampliar sus puntos de vista y buscar alternativas diferentes, posibilitando el cambio. Por eso subrayaría la siguiente cita varias veces:

Arieti (1976): “Es uno de los medios principales que tiene el ser humano para ser libre de los grilletes, no sólo de sus respuestas condicionas, sino también de sus decisiones habituales”.

¡Casi nada!

De la Torre (1991): “Capacidad y actitud para generar ideas nuevas y comunicarlas”.

Esta me gusta porque da una clave importante. No solo hay que crear, también hemos de ser capaces de concretar esa idea en un resultado tangible y comprensible para los demás. La creatividad se tiene que poder entender o comunicar (si no en el momento de su producción, cien años después.)

Pereira (1997): “Ser creador no es tanto un acto concreto en un momento determinado, sino un continuo ‘estar siendo creador’ de la propia existencia en respuesta original… Es esa capacidad de gestionar la propia existencia, tomar decisiones que vienen ‘de dentro’, quizá ayudadas de estímulos externos; de ahí su originalidad”.

Esta la he dejado para el final por sus implicaciones profundas. ¿Están relacionadas la capacidad de gestionar la vida y la creatividad? Ojo que aquí no buscamos encajar en lo que la sociedad considera aceptable , sino en vivir de manera íntegra con nosotros mismos.
¿De dónde le vienen esas decisiones o ideas al ser creador? ¿qué significa “de dentro”? Asoma por aquí la inspiración, otro fenómeno tan fascinante y aún más misterioso que la creatividad. Lo reservo para otro post.