Sensualidad del lenguaje

Qué excitante es saber que el lenguaje puede poseer la sensualidad de una espalda de mujer y las letras manuscritas las ondulaciones voluptusosas de un vientre gozoso.

Desde al cerebro a la yema de los dedos, todo el cuerpo está implicado en la escritura. Se escribe también con las vísceras, con el corazón y los pulmones.

Pienso en la suavidad de la piel cuando la frases se deslizan como caricias y en la sabiduría interna de avanzar siempre en la dirección del placer.

Parte de este festín tiene su templo en la boca. Los dientes son las escolleras contra las que la saliva choca y la lengua el terciopelo tibio en el que juguetea la letra.

Por no hablar del goce de la palabra dicha, respirada y lanzada más allá de la garganta, modelada en el paladar y expelida con los labios que se abren y cierran en el momento justo.

Qué fiesta de oclusivas, bilabiales, palatales y fricativas, cada una con su tacto y su deleite.

Los oídos vibran con cosquillas y zumbidos de abeja libando el néctar dulzón de la mente de un escritor, tal vez a kilómetros de distancia.

Después, todo es posible. Caballeros extasiados y poetisas dueñas del mundo. Místicos mantras y ábrete Sésamo.

Ira

Hay una ira, la de Kali, que es destructiva, pero hermosa. Es la salvaje fuerza del agua y la implacable abrasión del fuego. Estallidos impersonales que preceden a una calma profunda.

Y está esa otra, que es solo rabia humana. Una hierba negra y crispada que no es amable con los sentidos. Una venganza que se expresa en un grito mucho más necesario que temible.

Explota esa ira, más íntima y vulgar, como una bomba cuya detonación fue hace tiempo anunciada por una cuenta atrás calculada y rigurosa.

Y presiento que, más allá de esa agresión desesperada, estallando dentro y fuera, barriendo el exterior y rompiéndome en incontables pedazos, está la paz que, a ciegas, busco.

Pero, ¿qué fragmento de mí, si yo me rompo, podrá contemplar el rostro de Kali transmutado en Shiva?

Terror

El terror es una llama que se agita en una noche inmóvil. Es un pasillo que más se alarga cuanto más corres. Es la mano de la oscuridad arrancándote la manta. Y la sábana corpórea que flota ante ti.

Es una silla vacía.

Ojos huecos y sonrisas falsas recortadas en una tela raída. Y un escalofrío color azul hielo.

Es tener frío junto a la estufa.

Carrie y Hellraiser en un abrazo macabro. El cuerpo mutilado de un bruto antes de ser Frankenstein y el corazón de Shirley Jackson después de explotar.

Es nadar sola, demasiado lejos.

Una sonrisa histérica que resquebraja el rostro, un aleteo de pestañas que lloran sangre. Es la contracción de todos los músculos. La soledad maridándose con silencio y vacío. Unos caramelos abandonados junto a la puerta, la trampa que espera el tierno cuello de un ratón.

Es el truco a pesar del trato.

Una exhalación contenida en la noche amordazada. Y la llama que de pronto se apaga. 👻 ¡Bú!