Hasta las cenizas

A puntito de empezar un nuevo curso del taller de escritura creativa de Xàbia, aquí va mi propósito para este año.

Espero que lo pasemos en grande en nuestro círculo creativo, tan circular que no deje a nadie solo y tan creativo que se cuestione hasta sus formas  (¿quién dijo que no puede ser un cuadrado? Admitimos propuesta!)
Os lo digo así de golpe: quiero maravillarme, no soltaros rollos. Quiero escucharos, leeros y practicar desde la perspectiva del que propone y aprende.
Si me lo permitís, deseo incitar, arrancar, provocar, dar el primer paso y encender una cerilla. Zas, una idea, que se ilumine y se apague.
Mmm… tenía buena pinta, pero venga, enciende otra. Zas. Ahora tú. ¿A ver?
Y me encantará que, sin contentarnos y siendo osad@s, nos atrevamos a soplar y a apagarla por el mero placer de probar nuestros pulmones y poner punto final a lo que apenas alboreaba. Aguantando la respiración ahora, un segundo a oscuras, con la confianza de que, contrariamente a lo que digan, siempre es fácil volver a empezar. Zas, otra.
Y esta vez todos nos maravillaremos con la nueva chispa, con esa llama mucho más grande que la anterior, mil veces más hipnótica
mira, mira si dura esa…
¿pero a ti no te daba miedo el fuego?
Y nadie lo querrá en propiedad, nos lo pasaremos unas a otros, sorprendidas aún: guau, que te quemas, ¡cuidado!, que rule! ¡que llegue hasta el otro lado!
Sí, espero que lo pasemos en grande alrededor de la hoguera.
Después de entregarnos al fuego y, como el bueno de R. Bradbury dijo,
sin precauciones ni reservas será estupendo que ardamos.
Así que, juntitos todos, propongo cada miércoles tarde en nuestro creativo aquelarre quemarnos, sí… antes de renacer, hasta las cenizas quemarnos.

Hay una soledad (Emily Dickinson)

There is a solitude of space
A solitude of sea
A solitude of death,
but these Society shall be
Compared with that profounder site
That polar privacy
A soul admitted to itself —
Finite infinity.

(Emily Dickinson, poema 1695)

Precioso, ¿no?
Si , como es posible que suceda, al leer este poema, comienzas a traducir en tu mente, estarás llevando a cabo,  —en palabras de Gayatri Spivak—,  el proceso de lectura más íntimo posible. Así lo hicieron también estos tres autores que te presento en sus correspondientes traducciones al español.
Lecturas diferentes y visiones distintas. Fidelidad en el caso de Silvina Ocampo, cambio y reinterpretación para adaptarse a la lengua castellana, en el de Arango y la postura intermedia (y más reciente) de R. Martín.

Hay una soledad del mar,
una soledad del espacio,
una soledad de la muerte.
Y no obstante parecen compañía
comparadas con esa más profunda
—intimidad polar,
Infinitud infinita:
La del alma consigo.
(Trad. José Manuel Arango)

 

*
Hay una soledad del espacio
una soledad del mar
una soledad de la muerte, pero éstas
sociedades serán
comparadas con ese más profundo sitio
con ese polar aislamiento
un alma que admite a ella misma—
delimitada infinidad.
(Trad. Silvina Ocampo)

*

Está la soledad de los espacios,
la soledad del mar,
la de la muerte, pero todas
parecen multitud si se comparan
con ese emplazamiento más profundo;
la intimidad polar
del alma como huésped de sí misma—
finita infinitud.
(Trad. Rubén Martín)

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Para los interesados en traducción de poesía, hay un breve ensayo chulísimo de Jairo Hoyos en el libro Poéticas de la Traducción, Ediciones Uniandes-Universidad de los Andes, 2012. En él, precisamente analiza las versiones de este poema de Ocampo y Arango. Muy inspirador.
Y en cualquier caso, una vez que la traducción ha cumplido su función de vehículo —del latín
traducere, “pasar de un lado a otro”—, volvamos al poema.
Ahí cada uno se sumerge ya a su modo, con sus expectativas y experiencias, con su idea de espacio, mar y soledad… Que su lectura nos lleve a ese sitio más recóndito y profundo, nuestra intimidad polar. Y allí quedémonos un rato…

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Dorothy Walters, éxtasis y Kundalini

Dorothy Walters (EEUU, 1928) es una profesora retirada, escritora y poeta. En 1981, cuando contaba 53 años tuvo un despertar espontáneo de energía Kundalini (experiencia para la que ella no tenía nombre entonces, pues su formación era exclusivamente Occidental). Perpleja ante lo que le sucedía y sin referencias o maestros, comenzó a escribir un diario que luego sirvió de base para su libro Unmasking the rose . Posteriormente ha escrito muchísimo sobre su vivencia. El éxtasis, el rapto divino, la presencia energética de lo que ella identifica como Dios o Diosa interior -the Beloved within- son temas que desarrolla en su poesía,  el vehículo ideal para tratar de atrapar con palabras una parte inefable, pero por otra concreta y vivida en el cuerpo.

Con 91 años, está llena de vitalidad, lucidez, energía, sentido del humor y sabiduría. Si tenéis curiosidad os recomiendo una entrevista muy reciente en el programa  Budda at the gas Pump   Fliparéis.

Como mejor muestra de la fuerza vital que hay en esta mujer, comparto un poema de su blog Kundalini Splendour.  Pensaba traducirlo al español, pero es sencillo y además en español tendríamos el dilema de tener que dar un género al Unseen one (el invisible), the secret lover, the nameless… y creo que el inglés permite sortear eso perfectamente…. y no hacerlo ni masculino ni femenino, sino ambos. Shiva/Shakti.

The Secret Lover

Oh, friends,
here I am in my nineties
and still making love
with the unseen one.

Sometimes in the kitchen,
sometimes at my desk,
it doesn’t seem to matter.

Always the nameless
discovers me,
wherever I am.
I know it is that one,
who has been here
many times before.
I recognize this energy
of my familiar love presence.

Always it is like kisses,
here and there,
inside and out,
never touching.

Some call it Krishna
playing his flute,
in the distance or nearby.
I just name it
the one who comes,
never mind the looks
or appellations.

I wonder what I did
before I had this lover
in my life.
I don’t know whether
to talk about it
or keep it a secret
from the world.

Dorothy Walters
August 23, 2019