Escritores Brújula y Escritores Mapa

En el mundo de la escritura, hace ya tiempo que se han popularizado dos enfoques creativos que dividen a los escritores de ficción en dos bandos: los escritores Brújula y los escritores Mapa. Estas dos categorías delinean diferentes enfoques hacia la creación literaria pero también revelan la riqueza de la diversidad de los autores. En este post, nos aventuraremos en el universo de los Escritores Brújula y Escritores Mapa, explorando sus características distintivas y desafíos. Veremos que no hay un enfoque superior al otro, sino un amplio y maleable espectro que acoge infinitas variantes.

Escritores Brújula: navegando con la intuición

Por definición, los Escritores Brújula son aquellos que comienzan su viaje creativo con una dirección en mente, pero sin una ruta definida. Siguen el impulso de la intuición, la emoción y la chispa de inspiración que puede surgir en cualquier momento. Estos escritores tienen un gran sentido de la aventura y el descubrimiento y confían en la capacidad de su intuición para guiarlos en medio de la incertidumbre. Sus historias toman giros inesperados y, a menudo, sorprenden incluso a su creador. Los Escritores Brújula abrazan la espontaneidad y se aventuran en territorios desconocidos, permitiendo que la trama y los personajes se desenvuelvan de manera natural.
Para ellos, la escritura es descubrimiento o no es.

Características de los Escritores Brújula:

  • Intuición como brújula: se dejan llevar por su voz interior y permiten que la historia fluya de manera orgánica.
  • Flexibilidad: están dispuestos a adaptarse a los cambios y desviaciones que surgen durante el proceso de escritura.
  • Sorpresa constante: tanto el autor como el lector experimentan giros y revelaciones emocionantes a medida que la historia avanza.
  • Creatividad desinhibida: no temen explorar ideas audaces y revolucionarias, ya que su enfoque es más experimental y fluido.

🤯 Desafíos Para los Escritores Brújula

Siendo navegantes audaces en el vasto océano de la creatividad, los Escritores Brújula enfrentan ciertos desafíos intrínsecos a su enfoque espontáneo. Aunque su intuición los guía valientemente, esta ruta también presenta algunas aguas turbulentas que pueden convertir la travesía en una odisea. Veamos algunos de los inconvenientes que pueden encontrar en su viaje:

Falta de Estructura Definida: la espontaneidad puede llevar a la falta de estructura en la narrativa. Los Escritores Brújula podrían encontrarse con desafíos para mantener la coherencia y evitar subtramas desconectadas o carentes de tensión. La libertad creativa puede dar lugar a una obra desorganizada.

Dificultad para Finalizar Proyectos: el proceso impulsivo puede llevar a la proliferación de ideas en lugar de un enfoque dedicado en un proyecto. Esto puede resultar en una serie de obras inacabadas. La falta de una dirección clara podría dificultar concluir lo que se ha empezado.

Bloqueos Creativos y Frustración: la ausencia de un plan definido puede llevar a bloqueos creativos. Cuando el instinto no ofrece una dirección clara, los Escritores Brújula podrían sentirse atrapados en un mar de indecisión y frustración.

Coherencia de Personajes y Trama: la narración espontánea puede llevar a inconsistencias en los personajes y la trama. Los Escritores Brújula podrían luchar por mantener la fidelidad de los personajes y la lógica interna de la historia a medida que evolucionan de manera impredecible y desconcertante.

Satisfacción a Largo Plazo: si bien la emoción inicial es fuerte, los Escritores Brújula podrían encontrarse cuestionando la satisfacción a largo plazo de sus obras. La falta de planificación podría resultar en obras que carecen de profundidad y madurez.

Afrontando los Desafíos: Superar estos desafíos requiere un enfoque equilibrado. Los Escritores Brújula pueden beneficiarse al combinar su intuición con cierta planificación. Aprovechar momentos de inspiración, pero también reservar tiempo para la reflexión y la estructura, podría ayudarles a navegar estas aguas complicadas. La práctica en el arte de tejer espontaneidad con orden puede transformar estos inconvenientes en oportunidades para un crecimiento literario significativo.

Escritores Mapa: diseñando el camino

Por otro lado, los Escritores Mapa son meticulosos planificadores. Antes de pasar al papel, trazan una hoja de ruta detallada para su obra. Cada personaje, escena y giro argumental están previamente estructurados en su mente o en sus notas. Para estos escritores, la planificación previa es esencial para mantener la coherencia y la estructura narrativa a lo largo de su obra y es el secreto de su éxito.
Para ell@s, la escritura es coherente o no es.

Características de los Escritores Mapa:

  • Planificación exhaustiva: cada detalle está delineado antes de comenzar la escritura, lo que facilita mantener la cohesión y la lógica interna.
  • Eficiencia: al tener una guía clara, pueden evitar bloqueos y pérdida de tiempo durante el proceso de escritura. Las obras funcionan con precisión.
  • Control sobre la trama: pueden manipular los elementos de la historia para crear efectos emocionales específicos y mantener el enfoque deseado.
  • Menos sorpresa, más estructura: los lectores pueden experimentar un sentido de anticipación, ya que la narrativa sigue una trayectoria preestablecida.

🥱 Los Obstáculos Que Enfrentan los Escritores Mapa

Los Escritores Mapa, dotados de planificación y meticulosidad, también encuentran su camino marcado por ciertos obstáculos en el sendero de la creación literaria. Aunque sus mapas detallados les proporcionan dirección, estos caminos trazados pueden presentar desafíos propios. Vamos a explorar algunas de las dificultades que podrían surgir en su travesía:

Limitación Creativa por la Planificación: la rigidez de la planificación puede restringir la libertad creativa. Los Escritores Mapa pueden sentir que sus personajes y trama están constreñidos por los esquemas predefinidos, dificultando la incorporación de nuevas ideas impulsivas y originales.

Bloqueos al Adaptarse a Cambios: si una parte del plan no funciona como se esperaba, los Escritores Mapa pueden experimentar dificultades para adaptarse. Cambiar un elemento en el mapa podría afectar toda la estructura y requerir un esfuerzo adicional para ajustarse.

Perderse en los Detalles: el enfoque minucioso en la planificación puede llevar a perderse en los detalles. A veces los Escritores Mapa gastan tiempo valioso en aspectos menores, perdiendo la visión general y la fluidez narrativa.

Falta de Espontaneidad: la meticulosa planificación puede disminuir la capacidad de sorprenderse a sí mismos y a los lectores. La ausencia de giros inesperados podría hacer que la narrativa resulte predecible y carente de emoción.

Presión por Cumplir con el Plan: la presión de seguir un plan definido puede generar estrés. Los Escritores Mapa podrían sentir que deben cumplir con cada detalle planificado, incluso si la historia parece pedir un enfoque diferente.

Superando las Dificultades: Superar estos desafíos implica encontrar un equilibrio entre la planificación y la flexibilidad. Los Escritores Mapa se beneficiarán si permiten momentos de improvisación dentro de su estructura prevista. Abrazar giros inesperados y ajustar el plan en lugar de adherirse rígidamente a sus esquemas previos puede enriquecer su narrativa.

En última instancia, la clave reside en comprender que la planificación es una herramienta poderosa, pero no debe ser una cadena. La combinación de la meticulosidad con la adaptabilidad les permitirá superar estos obstáculos y crear obras que sean tanto estructuradas como estimulantes y vivas.

Celebrando la Diversidad Literaria y Superando las Etiquetas

El debate sobre si es preferible ser un Escritor Brújula o un Escritor Mapa es tan absurdo como discutir si el océano es más fascinante que el cielo. Dependerá del momento, la situación y la persona. Es fundamental recordar que estas categorías no deben encasillarnos ni reducirnos. No somos solo brújulas o mapas; somos creadores con infinitas posibilidades.

No hace ninguna falta encajar en una etiqueta particular. Lo que verdaderamente importa es reconocerse como creador y explorar lo que mejor funciona para una misma. Tod@s poseemos inclinaciones naturales que nos permiten disfrutar más de un estilo de escritura espontáneo o bien meticulosamente planificado. Las pasiones y el enfoque pueden variar, y eso está bien.

Además, estas categorías no son compartimentos estancos. Los grados y las combinaciones son infinitos. No existe una única forma correcta de abordar la escritura.

Como creador@s necesitamos explorar más allá de las etiquetas, divisiones o debates. El acto creativo es intrínsecamente sorprendente y no debe limitarse por reduccionismos. Es preferible jugar con estas ideas, experimentar y desafiar los límites, con curiosidad y apertura. Cada uno de nosotros somos una combinación única y compleja, capaz de trascender cualquier categoría predefinida y nos hallamos en continua evolución.

¿Hoy brújula y mañana mapa? ¡Por qué no!

El punto de vista

Toda historia se cuenta desde un lugar, despliega una mirada y ofrece una versión determinada de lo que llamamos realidad (aunque esta sea ficticia).

Contar una historia es elegir y descartar, mostrar una parte y aspirar a dotar a ese fragmento de significado. Para eso, el escritor debe elegir cuál es el mejor punto de vista y se apoyará en la primera, segunda (más raramente) o tercera persona para narrar. Además, limitará lo que se cuenta a la perspectiva de un personaje o tal vez, por el contrario, disfrutará de la omnisciencia y se meterá en la cabeza de cada personaje, saltando de uno a otro, componiendo una sinfonía de voces.

En el cine esto también pasa, en varios niveles. Podemos tener una misma historia contada por varios personajes que van ofreciendo su versión (es decir, su punto de vista), por ejemplo en Ciudadano Kane (1941) o Rashomon (1950). Pero también tenemos la cámara y su posicionamiento en la historia que podría equivaler al narrador en literatura. Normalmente nos fijamos menos en ello. En parte porque el cine que más consumimos es heredero de lo que Noël Burch llamó Modo de Representación Institucional y una de las bases de este cine es que la pantalla se convierte en una ventana abierta al mundo. Según esto (que no en vano nació con el naturalismo de la burguesía y su empeño en representar la realidad) nosotr@s asistimos a la realidad desplegándose ante nuestros ojos. Y cuanto menos conscientes seamos de la presencia de la cámara (y de que se nos cuenta una historia), mejor. El efecto es tan «natural» que muchos espectadores ni se fijan, pero cada posicionamiento de la cámara es un punto de vista y la objetividad del objetivo no existe. A lo largo de la historia del cine ha habido también voluntad de aproximarse con menos intervención a lo narrado, huyendo de la complacencia del supuesto cine estándar (y comercial), abriendo la lente también a lo marginal, por ejemplo en el neorrealismo, en el cinéma verité o en el free cinema, pero incluso esto comporta un cierto sesgo y es que la neutralidad es imposible por la propia esencia de la realidad (inaprensible).

Pero, a propósito del punto de vista, me han venido a la cabeza dos pelis de Hitchcock. Una es de Psicosis (Psycho, 1960) y la otra La ventana indiscreta (Rear Window, 1954).

En Psicosis empezamos con algo muy propio de Hitch: pasar de lo general a lo particular. Así sobrevolamos Phoenix y la cámara se va acercando a los edificios hasta que entra por la ventana de uno de ellos y nos presenta (de manera muy voyeur, uno de los temas recurrentes del film) a Marion y Sam que acaban de tener un encuentro amoroso clandestino, pues él está casado. Esto en narrativa podría ser como una tercera persona omnisciente que enseguida adopta el punto de vista limitado de la protagonista, Marion (Janet Leigh). Entonces vemos cómo ella se va a trabajar, cómo en el trabajo le encargan ingresar una suma muy alta de dinero y cómo decide robar ese dinero y escapar sin un plan muy definido. Así, como espectadores creemos que este es el punto de vista que se va a respetar y nos implicamos totalmente en el destino de Marion y cuál es nuestra sorpresa cuando, en el motel Bates, Marion es atacada en la ducha. Adiós al privilegio para el personaje que da en narrativa el punto de vista limitado. ¡Nos quedamos sin protagonista!, cosa inaudita (aunque ese arranque de la película ya nos debería haber dado pistas, ¿es esto un castigo moralizante para Marion?) Por fuerza abrimos el punto de vista de nuevo, pero jamás podemos hacerlo del todo, porque eso revelaría el secretillo de Norman. Ahora hay que limitar el punto de vista a una parte de Norman…

No he leído la novela de Robert Bloch, en la que se basa la peli. Sería interesante sin duda ver qué opción empleó el autor. Imagino que tercera con punto de vista cambiante.

Como decía antes, el otro ejemplo que me viene es de La ventana indiscreta . Otra peli de voyeurs. Comienza con una tercera persona (literariamente hablando), una visión externa del vecindario y sus personajes, y uno de ellos, el intrépido fotógrafo L.B. Jeffries (James Stewart), se ha roto una pierna… Por cierto, qué buena manera de mostrar esto sin palabras (recorremos las fotos arriesgadas y dinámicas de Jeff por la casa y acabamos con un plano de él en la silla de ruedas). Vale, pero hay un movimiento interesante. En un momento dado, Jeff duerme en su silla y de pronto despierta para ver que Lisa, su novia ha llegado al apartamento. Ella se acerca y esto lo vemos en un plano subjetivo lleno de seducción. En ese momento, el punto de vista cambia y será la mirada de Jeff la que domine toda la película. Su punto de vista, inmovilizado y estratégicamente localizado. Genial, ¿no?

La Ventana indiscreta se basa en un relato homónimo de Cornell Woolrich, publicado en 1942 y narrado en primera persona que arranca así:

No sabía sus nombres. Jamás oí sus voces. A decir verdad, no los conocía siquiera de vista, puesto que con la distancia que nos separaba me era imposible distinguir sus facciones de un modo preciso. Y, sin embargo hubiese podido establecer un horario exacto de sus idas y venidas, registrar sus actividades al día y repetir cualquiera de sus hábitos. Me refiero  a los inquilinos que veía en torno al patio.

Una buena opción para mantenernos «en la piel» del personaje principal.

Un caso extremo en esto de llevar la primera persona al cine es el de la peli La dama del lago (Lady in the lake, 1946), que adapta la novela de R. Chandler (por cierto, os la recomiendo). Aquí se emplea la cámara subjetiva para encarnar al personaje de Ph. Marlowe (interpretado por Robert Montgomery, que también dirige). Las novelas de misterio funcionan muy bien con la narración en primera persona, porque mientras leemos adoptamos el punto de vista del investigador y vamos progresando con él/ella en el descubrimiento de la trama y la información que se nos va revelando. Además, las historias de Chandler tienen un sabor muy especial gracias a la voz de Marlowe, tan sagaz e irónica. Es curiosa la peli de R. Montgomery, pero ha quedado como algo experimental. Sostener un punto de vista subjetivo durante toda la película es un tanto fatigoso y artificial, además de técnicamente complejo. Y al final, volvemos a lo mismo, rompe la ilusión de estar mirando por una ventana abierta al mundo.