Si noviembre es el mes del NoNoWrimo (escribir una novela en 30 días), mayo es el mes del relato corto. Cuando puedo me gusta participar en el Story A Day. Para los que no lo conozcáis es muy simple: una historia por día. A partir de aquí motivación y flexibilidad… Yo casi siempre escribo relatos de unas 1.000 palabras, pero no me cierro a la forma que puedan tomar. Ayer, por ejemplo, escribí algo teatral. Y eso es lo que comparto hoy aquí. ¡Que el ritmo no pare!
*
(ÉL y ELLA solos. Están juntos, espalda contra espalda, atados con cuerda por las muñecas. Él murmura algo, palabras inconexas. ELLA patea el suelo con irritación.)
ELLA.-¡Para! No soporto ya esas lamentaciones, no lo aguanto.
ÉL.- (Se encoge de hombros.) Pero ¿de qué lamentaciones hablas?
ELLA.- Como si no lo supieras. No paras de musitar, de murmurar cosas. Es insoportable.
ÉL.- (Vacila.) Ah, ¿puedes oírlo? Lo siento, creía que solo pasaba en mi mente.
ELLA.- Pues no… Lo oigo todo el tiempo. Es como una tortura. Todo el rato, bla, bla, bla, bla. Pensamientos inútiles, pasando una y otra vez. Quejas, miedos y frustraciones. Si al menos fuera divertido, no una náusea repetitiva.
ÉL.- (suspira.) ¿Qué puedes entender tú de todo eso? He comprendido que ese es mi propósito.
ELLA.-¿Torturar a los demás con tus mierdas?
ÉL.-¡Calla! Me refiero a registrar la condición humana. Tratar de entender mi esencia, mejorarme, superar mis límites y eso implica reflexión constante… por mí y mis semejantes…
ELLA.-Vaya, quien te oiga, creerá que aún debe darte las gracias.
ÉL.-Bueno, tal vez debería.
ELLA.-Pues yo pienso que tú eres quien tendría que indemnizarnos a todos, por soportarte.
ÉL.-¿A todos? Aquí estamos solos y lo sabes. Es inútil apelar a otros, además, el saber eso me hace pensar…
ELLA.-¡No, por Dios!
(Callan.)
(ÉL canturrea.)
ÉL.-¿Hice bien, ¿no hice bien? ¿debería hacer? ¿qué tengo qué hacer?… (Ella sacude los hombros.)… No, no me interrumpas, tengo que concentrarme. Esto es un gran esfuerzo. ¿Pero qué vas a saber tú? Es muy bonito eso de evadir la responsabilidad.
ELLA.-¿Responsabilidad de qué?
ÉL.-Pues de encontrar una respuesta.
ELLA.-¿Una respuesta o una solución?
(ÉL duda.)
ELLA.-Ajá! ¿lo ves, lo ves? Ni siquiera lo sabes. Ahí está la clave, en que no buscas una solución, algo que pudiera concluir con tus lamentaciones, sino que lanzas preguntas, cacareas como una gallina y además esperas una respuesta. ¿Sabes qué? apuesto a que temes que exista esa respuesta.
ÉL.-¡Qué tontería!
ELLA.-Sí, porque si la hubiera te condenaría al silencio y eso es algo que no puedes concebir. Silencio, quietud, no hacer…
ÉL.-Bah, eres muy necia, como ignoras todo de la vida, te permites bromear y despreciarme.
ELLA.-Yo seré todo lo necia que tú quieras, peo veo las cosas como son exactamente…
ÉL.-¿Y cómo son las cosas exactamente?
ELLA.-En tu caso, evidentemente… interpretas un papel.
ÉL.-¿Podrías explicarte mejor?
ELLA.-Interpretas el papel de hombre sensible. Crees que eso justifica que te pases el día con dudas y tribulaciones cuando en realidad lo que sucede es que eres un vicioso que no puede pasarse sin su vicio de rumiar y rumiar y rumiar. ¡Menudo mérito el tuyo!
ÉL.-¿Y qué debería hacer según tú para ser más noble?
ELLA.-Aceptarte con humildad.
(ÉL medita unos instantes.)
ELLA.-Es muy fácil, venga, si quieres te ayudo. Repite conmigo: “Soy un cretino indeciso”. Asúmelo, encarna la idea, deja que penetre en ti y luego calla para siempre. Vive según las consecuencias.
(A Él le flojean las piernas, las flexiona.)
ELLA.-¿Qué haces?
ÉL.-Creo que tengo que sentarme un rato. Estoy mareado.
ELLA.-Oye, no, no te sientes. Ahora no. Me habías prometido que…
ÉL.-¿Qué?
ELLA.-Que te darías la vuelta, que me mirarías un rato…
ÉL.-Creo que no va a poder ser. (Se sienta y obliga a ELLA hacer lo propio.) De todos modos, ¿para qué necesitas a este cretino?
ELLA.-No te necesito para nada…. Y sin embargo… Siento esa vibración, esa… molestia en la piel. Apriétame las manos, muy fuerte…. (Lo hace. ELLA suspira.). Gracias…. pero no es bastante. Clávame las uñas… Sí, así, más fuerte… mejor…. Pero… No, no, no, no cesa. la sigo notando en la cara, en el pecho… Necesito una mirada. Ahora mismo.
ÉL.-Nadie necesita nada en realidad; contigo debería bastarte…
ELLA.-¡Chorradas! Puedo mirarme los pies, las piernas, pero ¿y lo que no veo? ¿cómo puedo saber que no estoy cambiando a cada segundo que pasa? ¿Cómo puedo saber que mi cara es la misma de ayer?
ÉL.-En realidad no es la misma. Cada día renuevas tus células, tu piel…
ELLA.-(Impaciente, se revuelve.) Anda, por favor, levanta. Levanta. Llévame al espejo, al espejo, por favor.
ÉL.-No me apetece.
ELLA.-¡Te lo ruego!
ÉL.-¿No se tratará de un vicio, ese de mirarse?
ELLA.-¡Por favor! Después me callaré, podrás seguir pensando en lo tuyo.
(Se levantan. Se acercan hacia un espejo situado a la derecha. ÉL se gira y permite que ELLA encare el espejo. ELLA sonríe.)
ELLA.-Ah, no estoy nada mal. ¡Qué alegría! Casi diría que… sí, es posible que… estoy mejor que nunca. El cansancio me ha dejado un brillo precioso en la mirada. ¡Qué pestañas! Mis ojos siguen siendo fascinantes. Tengo un rubor en los pómulos, Dios mío, cuánto me favorece…
(Él se ríe.)
ELLA.-¿De qué te ríes?
ÉL.-Adelanto el drama…
ELLA.-¿Qué drama?
ÉL.-Continua, continua…
ELLA.-Pues decía que estoy bellísima, mejor que nunca, con un magnetismo especial que lo llena todo. Deberías…. verme. Si solo me miraras… (Se queda quieta.)
ÉL.-Ese drama, querida.
ELLA.-(Llorando.)¿¿¿Por qué no quieres mirarme?? Eres un hijo de….
ÉL.-Aceptación, querida.
ELLA.-No sabes la suerte que tienes de estar a mi lado… Muchos darían la vida por mí, por estar en la misma habitación que yo, por contemplarme.
ÉL.-¿Eres bella si nadie te mira?… me lo pregunto. ¿Eres joven si nadie lo atestigua?
(ELLA grita, desesperada. ÉL suspira.)
(Se quedan quietos. ELLA, por fin, se calma.)
ELLA.-Oye… ¿no vas a seguir con tu cantinela…?
ÉL.-¿Ya no te molesta?
ELLA.-Es mejor que este silencio.