Todo lo bueno es costoso, y el desarrollo de la personalidad es de las cosas más costosas que hay. Se trata de decirse sí a sí mismo —proponerse a sí mismo como la más seria de las tareas y permanecer continuamente consciente de lo que se hace y mantenerlo en todos sus aspectos dudosos siempre ante los ojos —, una tarea, en verdad, que llega a la médula. —El secreto de la flor de oro--Jung
En el Camino que cada uno transitamos como podemos yo reconozco mi necesidad de llegar a un compromiso entre el deseo constante de mejorar y alcanzar la mejor versión de mí misma (en todas las dimensiones que me componen) y el respeto y conciencia de mis límites y limitaciones.
Para desarrollar ambos aspectos –y también para conciliarlos–, preciso de una conciencia activa, receptiva, despierta. Cuesta, pero recompensa. Y –además–, no conozco otra vía.