Esta vez, más que una reseña voy a hacer una reflexión que me ha venido a la cabeza tras visionar 101 Reikiavik. Metámonos en materia.
101 Reikiavik es una modesta comedia islandesa (en coproducción con Francia, Alemania y Escandinavia) del año 2000. Dirigida por Baltasar Kormákur y basada en un libro de Hallgrímur Helgason escrito en 1996.
Reikiavik cuenta la historia de Hlynur, un rarito de veintilargos, sin oficio ni beneficio, que vive con su madre y que se pasa el día vagueando y bebiendo sin decidirse a hacerse cargo de su vida. La historia se anima cuando su madre invita por unos días (estamos en Navidad) a una amiga suya: Lola Milagros, profesora de flamenco (Victoria Abril). Lola -que es lesbiana- supone un soplo de aire fresco en la vida de Hlynur. Le anima a hacer algo útil con su vida y no a dedicarse a vivir del Estado. En Año Nuevo, mientras la madre está fuera visitando a una pariente -y después de una noche de fiesta y excesos- Lola y Hlynur se lían. Cuando regresa, la madre le cuenta a Hlynur que está enamorada de Lola y que tienen una relación. La cosa se complica cuando Lola anuncia que está embarazada y que va a tener el niño con la madre. Aunque Lola insiste en que ha recurrido a un donante, Hlynur está convencido de que el niño es suyo y se hace mil cruces mentales pensando en que su madre y él comparten a Lola… Finalmente, todo se arregla y Hlynur, al fin, madura. Por cierto, Lola se queda con la madre y todo el mundo contento.
Confieso que, dede hace tiempo, cada vez que veía el cartel de la peli, me resistía a verla. Pensaba que era un «truño» de esos con falso reclamo lésbico. Pero el otro día me dije «bah, voy a verla». Y me sorprendió encontrar una amable comedia de esas de veinteañero que no quiere crecer y que cuenta su vida en «off». No es la película que yo creía. Es mejor. Admito que mis prejuicios me engañaron.
Sin embargo, aunque la peli está bien, me pareció que el conflicto central (esto es: «me gusta una mujer que está liada con mi madre!!!!!») se trataba de manera un poco… mojigata. O mejor dicho: de manera exótica. En la peli, el hecho de ser lesbiana es tan raro y sorprendente como ser una española profesora de flamenco en Islandia. Y es que Lola Milagros (ole con el nombre) es un choque cultural hecho carne y hueso. En ese aspecto, la película peca un poco de jugar con el cliché: Lola es una mujer alegre, pasional, que además de lesbiana es algo promíscua -ole, ole, ole-. El hecho de que la madre del prota sea lesbiana se plantea también como una extravagancia (no hay mucha naturalidad) y lo de que Lola y ella recurran a un donante para tener un hijo juntas tampoco se plantea con normalidad (de hecho, Hlynur está convencido, con esa presunción tan masculina, de que el niño es suyo). Pero, por otra parte, tampoco es una película que censure esta relación entre mujeres. Se agradece que Hlynur lo acepte bien y que ellas acaben juntas. Se agradece que el protagonista se de cuenta de que no es el centro del Universo y se ponga, por fin, a trabajar. Y se agradece que Lola y la madre (perdonad, pero el nombre islandés es muy raro) cumplan su sueño de tener un hijo. No se aclara si el retoño es de Hlynuv. Al final, eso no es relevante (y eso también me gusta).
Si añadimos que las interpretaciones están bien, la película gana enteros. Victoria Abril es un vendaval que destaca en el reparto (qué sosos son en Islandia, Jesús). Además, si ves la peli en VOS te partes con Lola y sus expresiones en español.
Como decía, al principio toda la historia me pareció un poco «naïve», pero después medité. Han pasado 15 años desde el estreno. ¡Quince! ¿Qué hacíamos en España en el 2000? Faltaban cinco años para la legalización del matrimonio gay. La visibilidad LGTB estaba en pañales.
Para que os hagáis una idea:
Estas son algunas de las producciones que, ese año, mostraban contenido LGTB:
Almejas y Mejillones: (ufff, chico enamorado de lesbiana y viva el tópico). Muy flojita.
Km Cero: varios personajes que buscan su sitio en el mundo, con historia Gay incluida.
Primera temporada de Hospital Central: marcaría en el futuro un hito en la visibilidad lésbica en la pequeña pantalla.
Supongo que lo que quiero decir es que han pasado los años y no han pasado en balde. Hemos ganado en derechos y en visibilidad. Y tenemos que valorarlo. Del mismo modo que tenemos que valorar los pequeños pasos que se daban en el cine.
Por cierto, para ir terminando, algunos datos más:
Las parejas de hecho del mismo sexo fueron reconocidas en Islandia en 1996. Estos derechos fueron ampliados en 2006 con el reconocimiento de la adopción conjunta, la paternidad y la inseminación artificial.
En 2009 la lesbiana Jóhanna Sigurðardóttir, fue elegida Primera Ministro, siendo Islandia el primer país del mundo en que una persona abiertamente homosexual ocupó la jefatura de gobierno.
En 2010 se legalizó (por unanimidad) el matrimonio homosexual.
Hay que juzgar siempre las pelis en el contexto de su producción. No todo es posible en todas las épocas.
Así pues, 101 Reikiavik (año 2000) no está nada mal.