Con este post quiero rendir un homenaje a la película Lazos ardientes (Bound; 1996).
El pasado 31 de agosto se cumplieron 18 años de su estreno, buena ocasión para recordarla.
Lazos Ardientes es la primera película de los hermanos Wachowski (que han dejado huella en la historia del cine por la archiconocida Matrix). A mediados de los noventa eran dos novatos interesados por los cómics y las películas de terror y habían escrito el guión de Asesinos (1995), que fue dirigida por Richard Donner.
Faltaba aún una década para que Larry Wachowski pasara a ser Lana Wachowski. Ignoro si en aquellos tiempos ya existía una sensibilidad de esta parte del tándem de los directores por los personajes LGTB. No es cuestión de hacer cábalas sin fundamento. Quedémonos con el hecho y ya está.
Volviendo a la película, Billy Wilder fue el gran inspirador de los Wachowski para este proyecto. Querían hacer una película de cine negro al estilo del maestro (pienso en Perdición, Días sin huella, incluso en El crepúsculo de los dioses). Casi nada 😉
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Una peli a lo Billy Wilder, ese era el reto |
No era algo nuevo eso de revisitar el cine negro. Sin ir más lejos, en 1994 había aparecido Pulp Fiction y La última seducción. Lazos ardientes encaja como aquellas en la etiqueta «neo-noir». Entre otras cosas «neo» porque nos sirve una historia femenina en un género que no se caracteriza por ceder el protagonismo a las féminas. Y, entre otras, porque introduce una pareja de lesbianas como eje del argumento.
La película trata de la alianza de dos mujeres que se acaban de conocer (la sensual Violet, novia-florero de un mafioso y Corky, ex presidiaria que trabaja de fontanera), para engañar a un grupo de poderosos mafiosos (para los que trabaja César, el novio de Violet) y robarles un botín de dos millones de dólares.
Todo ello servido con sus imprescindibles dosis de violencia y sexo. Atrevido, ¿no?
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Jennifer Tilly y Geena Gershon son pura química. |
Me gusta mucho esta película por varias razones (ojo, lo siguiente contiene spoilers).
Voy a dejar al margen su ingenioso guión, su brillante puesta en escena (low cost) y sus atrevidos planos (¿qué hay de ese recorrido a través del cable telefónico?). En esta ocasión, celebro el aniversario de Lazos ardientes por otros motivos:
- Por se una película con una trama lésbica perfectamente encajada en la historia. De hecho, no es una película para el público LGTB, sino para el gran público. Una prueba de que podemos encontrar historias que nos representen e interesen a una audiencia amplia. Algunos pueden opinar que no hay una problemática lésbica expuesta en la película y que podría tratar de una pareja hétero y la historia sería la misma. Yo creo que, si esta peli la protagonizara una pareja hétero, perdería todo el carácter subversivo que pueda tener (y he leído sobre las dificultades por ejemplo para encontrar actrices que quisieran hacer el papel o el rechazo de productores a la relación sexual entre las dos protagonistas). Y a mí no me interesaría ni la cuarta parte. Además, considero que la normalidad es siempre un excelente camino.
- Porque acaba bien (creedme, esta es una poderosa razón para mí). Cerca estuvimos de que acabara bien Thelma y Louise (1991), pero escapar pasaba por despeñarse por un barranco. No voy a repasar aquí cuántas películas LGTB tienen un final dramático (tal vez en otro post). Simplemente, me produce gran placer que las chicas se salgan con la suya 😀
- Porque tiene lecturas feministas. Como iba diciendo antes, en esta peli triunfan las mujeres, cosa que no hay que dar por sentada y menos en un mundo tan opresor y machista como es el de la mafia. Y es que, en estas películas con argumento mafioso, las mujeres prácticamente siempre (agradeceré ejemplos que no sean así) son utilizadas como personajes secundarios, a menudo mujeres explotadas por su belleza. Aquí tenemos una alternativa. Me dio un gustazo parecido la película Byzantium, la última de Neil Jordan. En ella son dos mujeres (madre/hija) vampiras las que tienen que pelear por sobrevivir en una hermandad (tipo mafia) de vampiros. Recomendable también.
- Porque juega con los estereotipos. Violet una mujer ultra femenina, de voz muy fina y novia de un gángster (la típica mujer florero) es en realidad una astuta mujer lesbiana. ¡Toma expectativas! Lazos ardientes escenifica en pantalla (y sin pretensiones) los roles Butch/femme. Yo no le pido peras al olmo, pero agradezco que un par de recién llegados como los Wachowski se empeñaran en conservar a sus protagonistas y su idea de película hasta el final.
Lazos ardientes es una película de las que me alegro que existan. Un buen ejemplo de cómo naturalizar una relación lesbiana y ofrecernos un entretenidísimo thriller noir. Así que celebremos su aniversario con un brindis (por Corky y Violet).