Tenía yo muchas ganas de ver Luna en Brasil y a la vez me la iba reservando, con un poco de temor. ¿Por qué? Porque aborda la vida de un autora que me es muy querida, la poetisa norteamericana Elizabeth Bishop (1911-1979). Su obra North and South, a Cold Spring (1956), premio Pulitzer de poesía, es uno de los referentes fundamentales en la tradición poética americana del siglo XX. Con Silvia Plath y Marianne Moore, que fue su mentora, forman parte de lo más importante de la poesía norteamericana contemporánea.
Elizabeth forma parte de un selecto grupo de mujeres que estudió en Vassar, una universidad privada neoyorquina, en los años 30. Allí coincidió con la también genial Mary Mccarhty, que se convertiría en una pensadora imprescindible para la izquierda americana. De ese grupo de mujeres que fueron formadas para cuestionarse el mundo en una sociedad que aún era muy rígida, queda registro en la fantástica El Grupo (obra de ficción sobre una pandilla de 8 amigas de Vassar), escrita por la propia Mccarthy y que fue un bestseller en los años sesenta. Aunque no se refiera a ella de modo explícito, siempre se ha sugerido que hay algo de Elizabeth Bishop en el personaje de Lakey, interpretado en el film por Candice Bergen. Al parecer, Bishop no estaba muy contenta con el retrato… pero dejemos eso para otra entrada…
Al margen de esto, el personaje en sí mismo de Elizabeth Bishop es fascinante. Se quedó huérfana de padre a los ocho meses y su madre fue internada en un psiquiátrico cuando ella tenía cinco años. Se crió con sus abuelos. Y no volvió a ver a su madre. La huella de esa ausencia y la presencia de la locura están bellísimamente registradas en el libro de relatos: Una locura cotidiana, editado en España por Lumen.
La película Luna en Brasil (2013), dirigida por Bruno Barreto, adapta el libro de Carmen Oliveira, Flores Raras y Banalísimas (-que ya está en mi lista de deseos-) y cuenta la historia de amor que vivió Elizabeth B. con la arquitecta brasileña Lota Macedo Soares, allá por los cincuenta. Bishop fue a visitar a una antigua amiga de Vassar (entonces novia de Lota) con la intención de pasar dos semanas y permaneció en Brasil quince años. Brasil, un país que en la peli se muestra alegre, optimista (quizá un poco inocente en lo político) y también exuberante y paradisíaco.
La historia pone en escena la personalidad opuesta y a la vez complementaria de estas dos grandes mujeres: una -Lota-, abierta, esponánea, vital y la otra -Elizabeth-, sensible, tímida, brillante. He quedado muy contenta con el resultado, porque la película de Barreto se aproxima al personaje de Bishop con mucha sensibilidad y acierto (aunque algunos críticos norteamericanos no estén de acuerdo). Un personaje que no es fácil de poner en imágenes. Los introvertidos son quizás los más difíciles de escribir, un auténtico desafío para el guionista.
Y la cinta lo consigue. Apoyada en buena parte por la pareja protagonista: Miranda Otto y Gloria Pires. Miranda Otto está, simplemente, espectacular. Desde la reservada Elizabeth del principio, a la entregada, pasando por los problemas de alcohol y depresión.
Gloria Pires, por su parte, nos acerca a la fascinante personalidad de la arquitecta que diseñó el Parque do Flamengo en Río (un referente de la ciudad). Tal vez un poco más desdibujada en la última parte de la película -en una evolución del personaje y un desenlace un tanto abrupto-.
Por su parte, completando el triángulo, Tracy Middendorf regala una muy buena secundaria, en una actuación con matices y contención.
En fin, Luna en Brasil, es muy recomendable para aproximarse a una creadora inmensa, a una mujer marcada por su infancia y sus inseguridades, pero también por su genialidad.
Cuando vi el trailer me pareció frío y forzado. Quizás porque aún sigo bajo el embrujo de Carol y su sensualidad. Sin embargo, leo tu artículo y, lo primero de todo, me anoto las lista de libros mencionados, y lo segundo, le daré una oportunidad a la película cuando pueda.
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yo es que tengo algo con E. Bishop desde hace tiempo…
Dale una oportunidad, que es cine Brasilero
Entiendo lo que dices, cuando estás bajo el influjo de otra peli, su atmósfera, pero Luna en Brasil tiene su punto.
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