Escribir es un acto subjetivo. Incluso en las formas pretendidamente objetivas (si es que eso existe), siempre hay algo nuestro. Nuestra voz, nuestro punto de vista, nuestros estudios, nuestras ideas, nuestros maestros y paradigmas. Y por encima (o debajo) de eso nuestro deseo expresivo, nuestra voluntad. El discurso siempre surge de nosotros, aunque empleemos un…