Seguramente en nuestra mente Leonardo da Vinci (1452-1519) se perfila como uno de los genios más grandes de la historia. Representa uno de los ideales de lo que se ha llamado el hombre total del Renacimiento: polifacético, multiversado, un auténtico polímata. Leonardo desarrolló sus facetas de científico, inventor, constructor, ingeniero militar, pintor, escultor y arquitecto, demostrando una destreza excepcional en cada cosa que emprendía. Además de artista fue un pionero en los campos de la anatomía, botánica, geología y la física. Este gran hombre, lleno de pasión y energía, prolífico hasta lo infinito, creativo y atrevido como pocos, sigue siendo una figura llena de atractivo, misterio y poder de fascinación.
Pues bien, en 1998 Michael J. Gelb escribió un libro que tuvo un éxito inmediato: Cómo pensar como Leonardo da Vinci (1998). En este libro el autor desgrana las bases sobre las que se sustenta el método creativo de Leonardo da Vinci. En sus diarios el genio de Florencia dejó un registro de su filosofía, su forma de trabajar y su método.
Siempre es interesante asomarse a la mente y corazón de personajes históricos excepcionales que nos inspiran, pero no se tata de fomentar una curiosidad pasiva y menos en este caso. Lo cierto es que podemos aplicar las ideas de Leonardo para impulsar y refrescar nuestra propia creatividad. El libro de Gelb está lleno de ideas y sugerencias para poner en práctica el modelo de Leonardo.
Los siete principios de Leonardo
1. Curiosità
Abordar la vida con insaciable curiosidad y un deseo incansable de seguir aprendiendo.
Ninguno de los logros de Leonardo sería posible sin esta cualidad motriz. La curiosidad y el deseo de saber y aprender como una constante a lo largo de la vida. Desde niño a Leonardo le fascinaban la naturaleza, las matemáticas, el dibujo… Y de adulto continuó mostrando un amplio interés por todos los aspectos de la vida sin limitarse a una sola categoría o ajustarse a los confines de unos estudios formales.
Nosotros también debemos abrir nuestra mente más allá de nuestro campo de especialización. Podemos elegir mantener una curiosidad vibrante que nos ayude a hacernos preguntas inéditas, a seguir fascinándonos por lo que pasa a nuestros alrededor y a querer saber siempre un poco más.
El arte y la escritura nacen muchas veces de un deseo de averiguar más, de entender algún aspecto en profundidad (ya sea la naturaleza humana o una época). Y todo empieza con un espíritu vivo y curioso.
Llevar un diario, apuntarse a clases novedosas, aprender algo cada día, leer libros alejados de nuestra formación y nuestros géneros favoritos. Relacionarnos con personas de diferentes orígenes y culturas. Hacernos preguntas continuamente. Éstas son algunas de las cosas que podemos hacer para impulsar nuestra creatividad.

2. Dimostrazione
Comprometerse a poner a prueba el conocimiento a través de la experiencia, la persistencia y la voluntad de aprender de los errores.
La mejor manera de aprender es a través de la propia experiencia y la puesta en práctica de los conocimientos que adquirimos. No nos hemos de limitar a absorber teoría sin experimentar porque entonces no se produce el aprendizaje, sino la acumulación de información. Parece una obviedad, pero la pasamos por alto muchas veces.
Leonardo encontró un gran campo de experimentación en el estudio del maestro pintor y escultor Andrea del Verrocchio, del cual fue aprendiz. Allí entró en contacto directo con los materiales, tanto de pintura como de escultura. Pero este es solo un ejemplo de su periodo formativo que se convirtió en un modo de proceder. Cada cosa que quería entender la probaba. Para estudiar geología iba a las colinas de Lombardía, para aprender anatomía diseccionó cuerpos humanos y animales. Su método era 100% empírico.
Leonardo no se limitaba a la enseñanza contenida en los libros, sino que desafiaba la tradición poniendo a prueba las cosas. Esto le valió una gran independencia y es una de las bases de su genialidad y visión únicas.
En escritura esto pasa mucho. Nos hacemos dependientes de libros y de ideas ajenas y acabamos con una mentalidad informada pero chata. Podemos leer muchos libros de teoría, seguir talleres o cursos pero no hay ningún aprendizaje comparable a nuestra propia práctica y reflexión. Con los errores, los desafíos, los tropiezos y también con los aciertos aprendemos y encontramos nuestro camino. Así evitaremos que los prejuicios se instalen en nosotros sin ser cuestionados.
Para practicar esto podemos hacer una lista de nuestras creencias y desafiar su verdad, una a una (¿es esto cierto?). También podemos comprometernos a aprender de nuestros errores como una maravillosa fuente de información y feedback.
3. Sensazione
Un continuo refinamiento de los sentidos, especialmente de la vista, como un medio de hacer vívida la experiencia.
Los sentidos son sin duda la puerta de entrada a la experiencia. Para Leonardo era de especial importancia el sentido de la vista y uno de sus lemas era: Sapere vedere (saber ver).
Muy a menudo, salvo que tengamos alguna condición que nos limite, damos por hecho que percibimos con normalidad. Creemos que vemos, escuchamos, oímos, saboreamos y tocamos pero, con mucha probabilidad, nuestros sentidos no están afinados y es que hay un rango muy grande de desarrollo y debemos tener el propósito específico de explorar y ampliar nuestro repertorio sensorial.
Michael J Gelb nos recuerda que en su Códice sobre el vuelo de los pájaros, Leonardo registró con minuciosidad los movimientos de las plumas y la alas durante el vuelo con un detalle que no ha sido apreciado en su totalidad hasta la aparición de imágenes en Slow Motion. ¡Pero esto Leonardo ya lo veía!
Desde luego, escribir es una manera de ver el mundo y, cuando decimos esto, no es una frase hecha porque es con la percepción y la mirada donde empieza todo. Con la capacidad de ver detalles, matices, texturas. Pero no solo ver objetos, también ver a las personas, sus reacciones, sus palabras (aquí escuchamos también). Creo que se puede ver con todo el cuerpo. Este trabajo de sensibilización se amplía a cada uno de los sentidos. Leonardo también fue un músico brillante y sus biógrafos dicen que vestía tejidos siempre agradables, se rodeaba de perfumes y flores y estaba interesado en la gastronomía.
Podemos empezar a entrenar nuestros sentidos haciendo prácticas de observación descripción (¿tenemos palabras para todo lo que percibimos?). También tenemos a nuestra disposición otros recursos, tan variados como estimulantes: ejercicios para descansar nuestros ojos, meditaciones escuchando música (o escuchando el silencio), catas a ciegas, un curso de aromaterapia, describir objetos solo con la ayuda del tacto, etc.
Admito que para mí también tiene mucho peso la visión y considero que practicar y mejorar la visualización (esto es, la que vemos en nuestra mente) nos puede ayudar mucho como escritores. Pero esto mejor lo dejo para otro artículo.
4. Sfumato
Abrazar la ambigüedad, la paradoja y la incertidumbre.
Lo que se pretende expresar con esta palabra es la voluntad o disposición de abrir la mente y afrontar lo desconocido, siendo este uno de los métodos más poderosos para potenciar la creatividad.
La pintura de Leonardo siempre ha tenido una característica misteriosa y esa cualidad como difuminada hecha a base de capas de pintura. También empleó mucho la oposición, la tensión y el contraste en sus composiciones.
Uno de los ejemplos más notables de este misterio es la enigmática sonrisa de la Mona Lisa, en palabras de Gelb: una sonrisa en la cúspide del bien y el mal, la compasión y la crueldad, la seducción y la inocencia lo fugaz y lo eterno.

Como artistas o personas creativas nos beneficiaríamos mucho de tolerar la incertidumbre, la ambigüedad y lo desconocido. En lo conocido solo hay repetición y no hay lugar para el descubrimiento. Aceptar la paradoja es fundamental y saludable porque, en materia de creación, lo que hoy es verdad mañana puede no serlo y si buscamos certezas incuestionables nos bloqueamos y frustramos. ¡La vida es mucho más amplia que nuestras certezas!
Podemos entrenarnos en observar las contradicciones de las situaciones que presenciamos y de las personas que nos rodean. De hecho, en creación de personajes, encontrar el contraste nos ayuda a hacerlos mucho más ricos y con matices. Además de esto, aprender a confiar en nuestra intuición también es una gran habilidad a desarrollar cuando la información nos abruma. Puede constituir nuestra guía infalible.
5. Arte/Scienza
Equilibrar la ciencia y el arte, la lógica y la imaginación—pensar con todo el cerebro.
Aquí abordamos la familiar discusión sobre el lado izquierdo y derecho del cerebro. El lado izquierdo es el lógico, lineal, secuencial y el que domina en el lenguaje. Normalmente es el que tenemos más desarrollado en nuestra sociedad. El lado derecho trabaja con imágenes, asociaciones y no se expresa de manera verbal ni lineal. Privarnos de uno de ellos nos limita en nuestra creatividad.
En las primeras fases de creación es más aconsejable centrarse en el lado derecho: sin censura nos abrimos a imágenes, asociaciones e intuiciones. Posteriormente aplicar nuestra mente lógica y analítica garantiza el resultado perfecto.
Esta dicotomía entre lado derecho e izquierdo se refleja también en la división artificial entre el arte y la ciencia. Leonardo nos demuestra que no solo son disciplinas compatibles, sino además complementarias. Sin duda es un ejemplo del pensador de cerebro completo. No sabríamos decir si Leonardo era un artista que estudiaba ciencia o un científico que estudiaba arte. Lo era todo. Y es que, según afirmaba Leonardo en su Tratado de pintura, aquellos que se enamoran del arte sin previamente aplicar el estudio diligente del aspecto científica del propio arte se comparan a los marineros que se lanzan al mar en un barco sin brújula ni timón y que por tanto no han de llegar a buen puerto.
Una técnica muy útil para empezar a emplear los dos lados del cerebro para escribir es el uso de los mapas mentales. Con ellos jugamos con las asociaciones que las palabras despiertan y las imágenes arbitrarias que vienen a nosotros. Después descubrimos que hay un patrón de significado y algo emerge que nos empuja a escribir con un enfoque más abierto y novedoso (y menos lógico, ya que lo lógico se basa en el conocimiento previo y, por tanto, nunca puede sorprender).
6. Corporalità
Cultivar la gracia, la forma física, la ambidestreza y el equilibrio.
Mucha gente vincula el desarrollo intelectual con el descuido o desdén por el cuerpo y viceversa. De nuevo vemos la dicotomía social entre el enclenque ratón de biblioteca o el descerebrado mazas de gimnasio. Pero lo cierto es que Leonardo le daba mucha importancia a la forma física y al cultivo de un cuerpo saludable.
Leonardo tenía fama de grácil y era un gran atleta, así como un buen jinete y dicen que su fuerza era legendaria. Algunos estudiosos de su obra consideran que, de hecho, su pasión por la anatomía era un reflejo de su extraordinario físico.

En realidad esto es muy interesante. Parece haber un tópico sobre los escritores y los artistas que proyecta una imagen de hábitos poco saludables, comportamientos autodestructivos, adicciones diversas, relaciones tóxicas, etc. Lo cierto es que para producir al más alto nivel hemos de cuidar nuestro cuerpo y nuestra salud. Además, el ejercicio favorece las conexiones neuronales, mejora el estado de ánimo y nos refresca y tonifica. Una dieta alimentaria equilibrada también está vinculada a un mejor desempeño mental. Adquirir mayor conciencia corporal o postural también puede brindarnos beneficios insospechados que, a priori, puede que no relacionemos con la creatividad.
Por último, y no podía ser menos en una personalidad tan integral como la suya, Leonardo estaba convencido de que adquirir la habilidad de ser ambidiestros (por tanto, estimular ambos lados del cerebro) era fundamental para el desarrollo de nuestras capacidades.
7. Connessione
El reconocimiento y la apreciación de la interconexión de todas las cosas— pensamiento sistémico.
Para el maestro florentino el mundo mostraba siempre patrones y conexiones. Por ejemplo: del mismo modo que una piedra en la superficie del agua causa círculos que se van haciendo más y más grandes hasta que se disipan, de la misma manera el aire despliega un movimiento de ondas circulares. De ese modo, nadar en el agua le enseñaba también cómo los pájaros vuelan en el aire.
Otra aspecto destacado de su manera de crear era su incansable creatividad y su práctica de combinar y conectar elementos dispares para formar nuevos patrones. La conexión y combinación empezaban en el estudio de la naturaleza pero se aplicaba también a su estudio de la anatomía humana y animal. El cuerpo humano era estudiado como un sistema completo, un patrón coordinado de relaciones interdependientes.
En este punto estamos ante una de las piedras angulares de la creatividad, que muchas veces se define precisamente como la capacidad de encontrar nuevas combinaciones o de crear algo nuevo a partir de la superposición, yuxtaposición, combinación, sustracción, adición, etc. de elementos previos. Además, la búsqueda de patrones también ayuda a crear obras con un significado más profundo puesto que apelan a mecanismos subyacentes y potentes que todos compartimos (y a veces desconocemos).
Si nos lanzamos a la divertida actividad de jugar a combinar, lo aconsejable es que nos forcemos a ir un poco más allá de las primeras ideas o de la lógica más evidente. Precisamente la capacidad de conectar avanza a través de lo más obvio hasta las revelaciones insólitas. Si nos damos cuenta también es eso lo que se busca cuando se hace una lluvia de ideas, por tanto es esencial no censurarnos. Abordar todo esto con un espíritu lúdico y de juego da siempre los mejores resultados.
Por supuesto también hay una visión espiritual en la contemplación y la relación entre el microcosmos y el macrocosmos y el lugar del hombre dentro de este. Muchas veces una mayor apertura espiritual es el producto de empezar a admirar sin juicios la vida y sus conexiones. Así una cosa lleva a la otra de manera natural e inevitable.
Como conclusión y en definitiva, parece evidente que, además de enorme talento, Leonardo tenía un enfoque integral de la vida y de la creación que tienen plena vigencia. Por eso, hoy en día, su visión y su pensamiento nos siguen inspirando y mostrando un camino de experimentación y plenitud.
fuente: Think like Da Vinci: 7 steps to boosting your everyday genius, Michael J. Gelb